Durante la reunión de las Naciones Unidas para el examen de la "Iniciativa contra el hambre y la pobreza" sostenida en Nueva York, el secretario de Estado Vaticano, Cardenal Angelo Sodano, manifestó el respaldo de la Santa Sede y la "adhesión personal de Juan Pablo II a esta importante iniciativa" reafirmando nuevamente los principios inspiradores en su compromiso para mitigar el hambre y la pobreza.
En su intervención el Purpurado recordó “la vasta acción humanitaria de las instituciones católicas en el mundo entero, sobre todo en las misiones y en los países más pobres" y afirmó que “la Santa Sede ha apoyado siempre las numerosas iniciativas personales y colectivas para solucionar” el drama del hambre en el mundo. "La Santa Sede se ha adherido además -prosiguió- a las iniciativas de los distintos organismos de la ONU, y en particular de la FAO, del FIDA y del PMA”.
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Al referirse al compromiso para mitigar el hambre y la pobreza que tomaron los gobiernos en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 y en los Objetivos de la ONU de Desarrollo para el Milenio, el Cardenal Sodano explicó que "los principios inspiradores de la posición de la Santa Sede en este contexto ya fueron ampliamente ilustrados en mi intervención en la FAO en 1996 y se refieren al respeto de la dignidad de la persona humana, la puesta en práctica del principio de solidaridad, la realización del principio del destino universal de los bienes de la tierra y la promoción de la paz.".
En su discurso, el secretario de Estado reconoció los obstáculos que han supuesto las guerras y otro tipo de situaciones de emergencia en la lucha contra el hambre y la miseria, pero, agregó, "la lucha contra el hambre, y diría también contra la sed, va más allá de las meras emergencias; esta lucha debe afrontar una serie de factores complejos como, por ejemplo, la necesidad de invertir en el capital humano de las poblaciones locales (pienso en los campos de la educación y de la salud), de solicitar la transferencia de las tecnologías apropiadas y de garantizar equidad en el comercio internacional".
Finalmente, el Cardenal expresó su agrado por esa Iniciativa y concluyó: "Tendremos que recordar de nuevo a todos los países donantes su compromiso de aumentar la ayuda pública para el desarrollo al 0,7% del PIB de cada Estado".