El Cardenal Estanislao Esteban Karlic, Arzobispo Emérito de Paraná (Argentina) es, desde hace unos meses, el más longevo del mundo, tras el fallecimiento del Cardenal Alexandre do Nascimento, Arzobispo Emérito de Luanda.

A sus 98 años, este domingo, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Cardenal Karlic cumple 70 años de sacerdocio, aniversario que festejará con la celebración de la Eucaristía, ese gran tesoro que desde aquel 8 de diciembre de 1954 forma parte de su vida, diariamente y sin excepción.

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Se trata de un “inusual aniversario”, señala un escrito elaborado por su secretaria personal Haydeé Copati y publicado en el sitio web del Arzobispado de Paraná, sobre todo al considerar que su ordenación fue a sus 29 años. “Son pocos los sacerdotes que alcanzan a cumplir semejante número de años en el ministerio”, observa.

A 70 años de su ordenación, el cardenal dialogó con ACI Prensa. “¡Cuánto tengo que ser agradecido a Dios, que me ha hecho sacerdote, para gloria suya y bien de todos!”, exclamó.

El mayor fruto de su sacerdocio, asegura, es “la fidelidad al ministerio”, y el secreto para sostener esa fidelidad, sostiene, es “reconocer que es un don gratuito de Dios”.

Consultado por las dificultades en el sacerdocio, reconoció: “La perseverancia a la obediencia, eso cuesta”, al tiempo que aclaró: “Pero la gracia de Dios no me faltó… Que tenga conciencia de la dificultad no quiere decir que yo no sea consciente de que puedo superarla con Dios que me acompaña”.

En ese marco, a los jóvenes que pueden sentirse hoy llamados al sacerdocio, les asegura “que el Señor los va a acompañar en todas sus dificultades con su gracia sobreabundante”.

El cardenal nacido en 1926 en el pueblo de Oliva, provincia de Córdoba, descubrió su vocación en las filas de la Acción Católica, e ingresó al seminario con 22 años cumplidos. 

Hacia fines de 1948, el entonces Obispo de Córdoba, Mons. Fermín Lafitte, lo envió a realizar sus estudios de Filosofía y Teología a la Pontificia Universidad Gregoriana, con residencia en el Colegio Pío Latinoamericano, en Roma. Entre sus compañeros de estudio estaba el hoy Beato Enrique Angelelli.

Su fecha de ordenación sacerdotal se adelantó unos cuantos meses, para que coincidiera con el día de clausura del primer Año Mariano Universal, que se celebró entre 1953 y 1954, para conmemorar el centenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. 

La ceremonia tuvo lugar en horas tempranas el miércoles 8 de diciembre de 1954, en la

capilla del Colegio Pío Latinoamericano, en las inmediaciones del Castel Sant’Angelo. Fueron 15 los ordenados, sólo dos de ellos argentinos, precisa la reseña.

La Misa estuvo presidida por quien en ese entonces era Arzobispo de Paraná, Mons. Zenobio Guilland, quien se encontraba de paso por Roma y, sin saberlo, estaba

ordenando a uno de sus sucesores.

Acompañaron a Karlic una de las religiosas dueñas de la pensión en la que pasó su adolescencia en Córdoba, y algunos miembros de la Acción Católica Argentina.

“Aun en los esfumados recuerdos que tiene hoy en día el cardenal rememora con particular afecto que los ornamentos para la celebración le fueron provistos por su padre espiritual, el sacerdote jesuita Hugo de Achával”, refiere el citado texto. Eran los que él mismo había usado en su ordenación. También recuerda que luego de la Misa, como festejo con sus superiores y compañeros, compartieron un desayuno.

Ese mismo día tuvo lugar en San Pedro la clausura del Año Mariano Universal. 

Setenta años más tarde, el Cardenal Karlic puede decir que “jamás dejó de celebrar la Santa Misa, aun en medio de las dificultades más grandes”, por ejemplo, cuando estuvo ingresado en terapia intensiva a raíz de su segunda cirugía debido al cáncer. También allí pidió los ornamentos para poder celebrar, pero eso no fue posible. Sin embargo, su médico lo trasladó ese mismo día a una habitación común, donde celebrar la Eucaristía fue su primer pedido.

“Hijo de Dios, sacerdote para siempre”, repite Karlic a sus casi 99 años.