"Los cardenales me vinieron a buscar al fin del mundo" dijo el Papa Francisco en su primer discurso, el 13 de marzo de 2013, haciendo referencia a su patria austral, Argentina. Más de 11 años después, es él quien eligió a dos cardenales al fin del mundo: Se trata de Mons. Fernando Chomali, Arzobispo de Santiago de Chile, y Mons. Vicente Bokalic, Arzobispo de Santiago del Estero, la flamante arquidiócesis primada de Argentina, a quienes creará cardenales en el próximo consistorio del 7 de diciembre.

La ubicación de Argentina y Chile, cuyos extremos australes casi tocan la Antártida, los ha llevado a ser frecuentemente considerados países del “fin del mundo”.

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Mons. Chomali es Arzobispo de Santiago desde octubre de 2023. Previamente se desempeñó como pastor de la Arquidiócesis de Concepción, donde se destacó por su labor en pos de la inclusión laboral de personas con discapacidad, su preocupación por las personas privadas de su libertad, por el papel de las mujeres en la sociedad, la memoria de los desaparecidos de la dictadura y la contención de sus familias; y como experto en bioética, sus numerosas intervenciones sobre el cuidado de la vida desde la concepción hasta el fin natural.

Además de su vocación sacerdotal, Mons. Chomali es ingeniero civil por la Universidad Católica de Chile, y ha desarrollado también su faceta artística mediante la pintura y la fotografía, escribió obras teatrales y recientemente dirigió un documental. En todas estas áreas reflejó su compromiso social.

A pocos días del consistorio en el que será creado cardenal de la Iglesia Católica por el Papa Francisco, que se celebrará el 7 de diciembre en el Vaticano, Mons. Chomali dialogó con ACI Prensa sobre las sensaciones previas a este acontecimiento.

Nos convoca Jesucristo, nos convoca evangelizar

Al respecto, afirmó: “Lo que mueve mi corazón y toda mi persona es anunciar el Evangelio, hablar de Jesucristo, hablar de Dios”, y mostrar a las personas “que la vida junto al Señor tiene un gran sentido”.

Por eso, consideró que ser cardenal es “un modo de seguir haciendo lo mismo”, ya que “nuestra alegría está en que servimos al Señor, nuestra alegría está en la obediencia a la Iglesia”.

“Este nombramiento lo tomo con agradecimiento, pero también con mucha libertad”, aseguró, convencido de que “ser cardenal a uno le abre las fronteras”. Por lo tanto, se comprometió a “estar más abierto a lo que acontece”, en su Arquidiócesis, en Chile y en el mundo entero. 

Mons. Chomali reflexionó también sobre el significado del color rojo del hábito coral que lucen los cardenales: “El color rojo significa martirio. Nunca olvidar que la Iglesia se ha fundado en el martirio, comenzando por la misma sangre de Jesucristo”, subrayó. 

“Por lo tanto, es una gran responsabilidad de que a través de mi palabra, de mis gestos, vean una dimensión sacrificial en mi vida, una dimensión martirial”, consideró.

“Le pido también al Señor que esta nueva misión que el Papa me ha encomendado, me ayude a servir más a los pobres. Yo, en lo personal, he encontrado mucha alegría, le he encontrado mucho servicio al ministerio sacerdotal y episcopal, sirviendo a los pobres”, reconoció, asegurando que los ministros deben tener “alegría de corazón que nos da saber que Dios nos ama infinitamente”.

El Colegio Cardenalicio, afirmó, “es la expresión máxima de la catolicidad y la expresión máxima de la diversidad de la Iglesia”.

“Lo que a nosotros nos convoca es Jesucristo, lo que nos convoca es evangelizar, siendo todos tan distintos”, sintetizó. Por eso, anhela “ser un aporte a la vida de los demás”. 

“Me he encomendado especialmente a la Santísima Virgen María porque creo que ella es un muy buen modelo de cristiana, humilde, atenta al servicio de los más necesitados”, compartió.

También pidió al Espíritu Santo “el don de la sabiduría, el don de la prudencia, el don de la inteligencia para poder ser una persona justa, una persona con una dimensión profética de la vida que hoy día tanto la necesitamos”. 

“Y por supuesto espero también ser testimonio vivo del Evangelio, porque especialmente los jóvenes le dan más crédito a lo que ven que a lo que oyen, y espero que con mis obras, con mis palabras, puedan las personas creer en Jesucristo y yo ser un instrumento de eso”, concluyó.

Servir a la Iglesia desde nuestros lugares, con corazón universal

También desde un Santiago pero del Estero, en Argentina, en “una región muy pobre del norte de nuestro país”, parte hacia Roma Mons. Vicente Bokalic, quien confesó a ACI Prensa que vive este momento “con mucha alegría y con cierto temor ante este nuevo llamado”.

Oriundo de Buenos Aires, en 2010 Benedicto XVI lo nombró Obispo Auxiliar de la arquidiócesis de la capital argentina. El entonces Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Bergoglio —hoy Papa Francisco— presidió su consagración episcopal. Allí fue responsable de la Pastoral Vocacional y de la Pastoral Juvenil, formador y ecónomo. 

En 2013 fue nombrado Obispo de Santiago del Estero por el Papa Francisco. 

En julio de 2024, el Santo Padre sorprendió a los santiagueños al promover su Diócesis a Arquidiócesis Primada de Argentina, en un acto de “reparación histórica” por haber sido en ese territorio donde por primera vez —en 1570— un sucesor de los apóstoles hizo el anuncio del Evangelio dentro de los límites del actual país.

Por estos días, Mons. Bokalic se encuentra “respondiendo a este regalo, a esta invitación que me hace el Papa a servir a la Iglesia, desde nuestros lugares pero con un corazón universal”.

“El Papa Francisco nos decía en la carta a los cardenales que debemos ser hombres de oración, con mirada, que abarquemos un horizonte mucho más amplio del que tenemos, y también decía que seamos hombres de pies descalzos, caminando la realidad de nuestras comunidades, de nuestros países, de nuestras regiones, tocando las pobrezas —tocando, como dice el Papa Francisco— la carne sufriente de nuestros hermanos que están solos, abandonados”, destacó.

“Queremos compartir este llamado ferviente de la Iglesia a servir a esos hermanos que tanto necesitan. Este va a ser mi camino, este va a ser mi servicio”, aseguró el arzobispo, agradeciendo “el llamado de Dios a través del Papa Francisco en esta hora”.

“La Iglesia tiene que estar mucho más cerca de los pequeños, los débiles, que necesitan experimentar que Dios los ama y los acompaña siempre”, concluyó.