El cardenal electo Dominique Mathieu, Arzobispo de Teherán-Isfahán y la autoridad católica de más alto rango en la República Islámica de Irán, habló sobre la situación de los cristianos en el país, los conflictos regionales en Medio Oriente y de su vida personal.
El franciscano de 61 años estará entre los 21 nuevos cardenales que recibirán sus birretes rojos este sábado 7 de diciembre en la Basílica de San Pedro. El Papa Francisco anunció el consistorio el domingo 6 de octubre, después del rezo del Ángelus.
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“Temblé después de la nominación”, recordó Mons. Mathieu a EWTN News. Relató que estaba en un automóvil en Roma cuando oyó el anuncio por la radio. Inicialmente, no entendió completamente la noticia, hasta que el teléfono del fraile que lo acompañaba comenzó a sonar con mensajes de felicitaciones.
“Reaccioné con temblor en ese momento. Soy diabético y empecé a ponerme completamente blanco. Me llevó algún tiempo recuperarme”, añadió el cardenal electo.
“Fue una sorpresa”, reiteró. Añadió que luego se dio cuenta de que podría haber habido “señales del Santo Padre durante algunas visitas que tuve con él”.
La fe en medio de los desafíos
Cuando se le preguntó sobre su vida y por qué pasó varios años como fraile franciscano conventual en el Líbano, convirtiéndose en misionero en el Medio Oriente cuando muchos se estaban yendo, Mons. Mathieu recordó la vez que visitó por primera vez el “país de los cedros” para la ordenación de un sacerdote en 1993.
En esa ocasión vio Beirut en su estado posterior a la guerra civil, pero se sintió profundamente conmovido por la devoción de la gente a sus santos y a la Virgen María, y su determinación de reconstruir a pesar de todo.
Hay casi 2.000 católicos de rito latino en Irán entre una población de casi 89 millones de personas, la gran mayoría de los cuales son musulmanes chiítas. Estos católicos “pueden reunirse en iglesias que están reconocidas por el Estado. Sólo ellos pueden entrar en estos lugares de culto”, explicó el futuro cardenal. “Generalmente, pueden hacerlo durante los servicios o en los horarios que se han anunciado a las autoridades en relación con las propias iglesias”.
“Nuestras puertas existen y están abiertas para estas personas, pero están cerradas para casi todos los demás. Nosotros, como latinos, también mantenemos las puertas abiertas para nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia asiria o armenia: pueden venir, no es un problema, porque no somos una Iglesia étnica”, dijo Mons. Mathieu. “Mantenemos una puerta, rezando desde dentro, esperando que un día tal vez la puerta pueda abrirse a otros”.
Testigo vivo
“Estoy convencido, tal vez fortalecido por el hecho de ser franciscano, de la importancia de nuestro testimonio, que no es verbal”, dijo el Arzobispo de Teherán sobre el papel de los cristianos en la sociedad iraní. “No se puede hacer proselitismo, pero no se nos impide vivir en sociedad y dar testimonio”, afirmó.
A diferencia de Turquía, los cristianos en Irán pueden usar hábitos religiosos y cruces pectorales en público, señaló Mons. Mathieu. El cardenal electo subrayó que recuerda constantemente a la gente “la importancia de nuestro testimonio, de la oración, de la vida virtuosa, de trabajar en nuestra santificación, porque allí también somos verdaderamente levadura para el país. Podemos ser esa sal que da vida”.
El cardenal electo también explicó la apertura hacia el cristianismo de algunos centros de estudios musulmanes, como la Universidad de Qom. Señaló que el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso mantiene relaciones con entidades estatales iraníes.
Señales de esperanza
Al describir los signos de esperanza entre los católicos iraníes de hoy, Mons. Mathieu dijo: “Hay una gran sed de espiritualidad”. Explicó que además de él, el nuncio apostólico y el secretario del nuncio, no hay obispos ni sacerdotes católicos latinos en el país. Sin embargo, hay cinco hermanas Hijas de la Caridad, dos de las cuales han trabajado durante muchos años en un leprosorio en el norte de Irán.
En relación con el conflicto directo e indirecto entre Irán e Israel durante el año pasado y su influencia sobre los cristianos iraníes, el cardenal electo dijo: “No creo que haya una influencia directa sobre los cristianos y la población, porque su preocupación es realmente sobre las sanciones y el embargo”.
Por último, sobre cómo lograr la paz en Oriente Medio a medida que se acerca la Navidad, el cardenal electo expresó su tristeza porque, con excepción de la diplomacia vaticana, la diplomacia de la paz y el diálogo pareciera a menudo faltar y ser reemplazada por amenazas y represalias.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.