Con los ataques que sufre la vida desde el vientre materno, “hoy nacer vivo en Colombia ya es toda una hazaña heroica”, ha afirmado Mons. Miguel Fernando González Mariño, presidente de la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).
En una columna publicada en el sitio web de la CEC, el prelado analizó la situación del país a raíz de la aparición de ideologías ecologistas que crean “una mortal y disfrazada ‘defensa de la vida’”, en la que se presenta al ser humano como “el depredador más peligroso de la naturaleza”.
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Bajo esta premisa, explicó, “les parece justo promover campañas contra la vida humana mientras defienden el cuidado de la diversidad de aves y mariposas”.
En ese sentido, se refirió a hechos como el aborto —despenalizado por la Corte Constitucional de Colombia—, “ese aberrante homicidio, –como bien lo llamó el Papa Francisco en Bélgica– que ya se acerca a la no menos cruel eutanasia neonatal, con la cual se busca acabar con la vida de aquellos pequeños que en muchos casos sobrevivieron a los variados métodos anticonceptivos que con frecuencia suelen ser microabortivos”.
Asimismo, señaló, está la incubación de cientos de embriones por pedido de personas que quieren, pero no pueden tener hijos. “Si no se encuentran ‘viables’ no son colocados en el útero materno, sino desechados, o tal vez congelados para ser posteriormente manipulados de los modos más indignos, produciéndoles finalmente la muerte”.
Y si los niños llegan a nacer, indicó el prelado, se enfrentarán “a una legislación que no los protege, sino que, a pesar de su indefensión los ataca y vulnera”.
El obispo puso como ejemplo el caso de la circular que el entonces superintendente de Salud, Juan Carlos Leal, emitió arrogándose “el derecho promover cirugías de ‘reasignación’ de sexo y tratamientos hormonales para menores sin el consentimiento de los padres, amenazando la integridad física y sicológica de los niños, violando la patria potestad y arremetiendo contra el orden natural”.
Así como el reciente proyecto de decreto del Ministerio de Justicia para establecer que a “los niños y adolescentes se les permite cambiar de género en el registro civil ante un notario para que se les asigne aquel con el que supuestamente se identifican”, sin necesidad de estar acompañados de un adulto.
“En tal ambiente no es extraño que la educación religiosa escolar se vea como un estorbo en medio de una cultura que no quiere aceptar que somos creaturas y que las leyes para nuestra subsistencia ya están dadas por el Creador”, expresó.
Asimismo, Mons. González Mariño advirtió que “ante semejante panorama social”, no es raro que haya más casos de depresión, ansiedad, drogadicción y suicidios de niños y adolescentes, pues viven en una cultura agresiva con ellos.
“Finalmente, y como consecuencia, se promueve una lectura manipulada de todo este panorama, que dice: como la situación social, económica, climática, afectiva, familiar, etc. es tan adversa, lo mejor es no tener hijos ¡Qué gran triunfo! Han logrado convencer al gran público que es mejor evitar que haya una próxima generación”, denunció.
El prelado advirtió que si la sociedad no reacciona en pocos años no habrá familias ni jóvenes, sino “un país deshabitado, invadido por los colonizadores tecnológicos manipulados por ideologías inhumanas, a quienes muy poco les conmoverá la tan publicitada biodiversidad. Muy posible sería entonces que el país quede invadido por los hijos...De nuestras mascotas”.
“Este no es el plan de Dios porque como bien dice el Papa Francisco, Dios no creó un mundo descartable. Nos han hecho creer que somos capaces de desbaratarle los planes a Dios”, indicó.
El prelado aseguró que “una sociedad conformada por familias fundadas en el amor y respeto, con vínculo estable para toda la vida, no es un proyecto utópico, lejano e irrealizable, al contrario, es el fundamento, el punto de inicio que Dios diseñó, porque cuando creó al hombre y la mujer los hizo a su imagen y semejanza y vio que estaba bien hecho”.
En ese sentido, afirmó que el hecho de que el Papa haya querido que el Jubileo de la Esperanza comience en todas las diócesis el domingo 29 de diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia, es para indicar “que la familia es la gran esperanza para el mundo”.