El Papa Juan Pablo II recordó esta mañana a cristianos y musulmanes que “el recurso a la violencia es contrario a la finalidad de la propia fe", e insistió en la necesidad del diálogo para frenar los conflictos.
Al recibir las cartas credenciales de la nueva embajadora de Egipto ante la Santa Sede, Nevine Simaika Halim, el Santo Padre hizo un enérgico llamado por la paz mundial y pidió el respeto por las víctimas inocentes del azote terrorista que sacude al planeta.
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"En estos tiempos turbados en los que la violencia revela todo su horror, sólo podrá haber paz duradera en las relaciones internacionales si la voluntad de diálogo prevalece sobre la lógica del enfrentamiento", señaló.
Asimismo, se refirió a Irak, "donde el retorno de la paz civil parece tan difícil de instaurar". Sobre Israel y Palestina, lamentó que "esa Tierra Santa, desfigurada por un conflicto sin fin, que se nutre de odio y de deseos de venganza recíproca".
El Papa dijo que hay muchas zonas del mundo "destrozadas por el terrorismo, que golpea cruelmente a los inocente, y donde la violencia revela su horror y su incapacidad para resolver los conflictos".
El Pontífice insistió en que la comunidad internacional "para que favorezca el retorno de la razón y las negociaciones" como única salida a los problemas y los litigios, "porque todos los pueblos tienen el derecho a vivir en paz y en serenidad".
Tras subrayar los avances en la tutela de los derechos de la mujer en la sociedad egipcia, hizo votos para que las comunidades cristianas que viven en ese país no sufran "ninguna forma de discriminación o de violencia".