Con ocasión del inicio del curso escolar en España, el Obispo de Sigüenza-Guadalajara, Mons. José Sánchez González, recordó que la responsabilidad primera y más importante en la formación religiosa de hijos la tienen los padres, mientras que la Iglesia y el Estado son sus “servidores y colaboradores” y no sus “señores y dueños”.
En su carta pastoral “La educación. Una responsabilidad compartida”, el Prelado subrayó la responsabilidad de todos –padres, Estado e Iglesia- en la formación y educación de niños, adolescentes y jóvenes. Sin embargo, añadió, “la mayor responsabilidad en la educación de los hijos, la primera, original e intransferible, corresponde a los padres”.
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El Obispo de Sigüenza-Guadalajara, señaló la importancia del Estado en la educación, afirmando que “es su obligación completar lo que la familia por sí sola no puede y crear para ello los organismos”, que hagan posible la enseñanza y educación que los padres razonablemente solicitan para sus hijos..
Sin embargo, precisó, que “el Estado no puede imponer un determinado tipo de educación para todos en lo referente a las convicciones religiosas; sino que ha de atender a la legítima diversidad y responder a la misma con diversas ofertas propias o aceptadas de las que la propia sociedad ofrece. La oferta única es propia del Estado confesional, de régimen absolutista o sectario”.
Asimismo, añadió, el Estado ha de “poner los medios para que el derecho de todo ciudadano a recibir una enseñanza, formación y educación conforme a sus convicciones quede garantizado. De otro modo se convertiría en un derecho puramente ideal, sin posibilidades reales de ser ejercido”.
Al explicar el papel de la Iglesia en el proceso educativo, Mons. Sánchez González, indicó que ésta “tiene el derecho y el sagrado deber de enseñar y de educar”. “Pero tiene –añadió- también la obligación de acompañar el proceso de formación y de educación de los católicos en el ámbito donde éstos aprenden y se educan, en la escuela, a fin de que la formación religiosa quede integrada armónicamente con las demás enseñanzas y como factor importantísimo de la educación de la persona creyente”.
“De este modo la Iglesia está también, como el Estado, al servicio de los padres. Éstos no pueden desentenderse de la educación de sus hijos por el hecho de que ya los mandan a la escuela y a la catequesis de la parroquia”, sentenció.
Por último, el Prelado español insistió en que el "Estado y la Iglesia tenemos, en la educación de los hijos, la misión de servidores y colaboradores de los padres, no de señores y dueños”.