En presencia de más de un centenar de obispos recientemente nombrados, el Papa Juan Pablo II expresó su vivo deseo de que el Año de la Eucaristía, que se iniciará el próximo octubre con la apertura del Congreso Eucarístico Internacional en la ciudad de Guadalajara, se constituya una ocasión providencial para profundizar en la “importancia central del Sacramento eucarístico” en la vida de la Iglesia.
"Deseo vivamente que el Año de la Eucaristía, que iniciará el próximo 10 de octubre con la apertura del Congreso Eucarístico Internacional (Guadalajara, México), constituya una ocasión providencial para profundizar mejor en la importancia central del Sacramento eucarístico en la vida y en la actividad de cada iglesia particular”, confesó el Papa en Castelgandolfo.
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Sobre el identidad episcopal, el Santo Padre dijo ante los 130 sucesores de los Apóstoles que "con la consagración, el obispo se convierte plenamente en maestro, sacerdote y guía de la comunidad cristiana. Por eso, en el centro de su ministerio debe estar siempre Cristo, el Maestro divino, presente tanto mediante la palabra de la Escritura como en el sacramento de la Eucaristía".
Al dirigirse a los obispos que han participado en el encuentro promovido en Roma por las Congregaciones para los Obispos y para las Iglesias Orientales, el Papa subrayó que ellos tenían el deber de "velar para que se cuide la celebración de los sacramentos y el culto en general, y que se respete el deseo de los fieles de participar en una celebración digna en la que no se improvise nada".
“Sois conscientes de que el ministerio de santificación requiere el testimonio de una vida santa. El Espíritu de Dios, que os ha santificado a través de la consagración episcopal, espera vuestra generosa respuesta cotidiana. Para confirmar lo que enseñamos es necesario el testimonio de nuestra vida", dijo el Papa a los obispos representantes de las dos grandes tradiciones de la Iglesia universal, la occidental y la oriental.