El Papa Francisco ha publicado una carta en la que recuerda que el documento final del Sínodo de la Sinodalidad es parte del “Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro” y por ello pide que sea acogido.
Difundida este 25 de noviembre, la misiva del Santo Padre busca “acompañar” al documento final del Sínodo, aprobado por el Pontífice sin emitir un documento postsinodal al término de la asamblea, el pasado 26 de octubre.
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Este texto, según el Papa Francisco, “recoge los frutos de un camino marcado por la escucha del Pueblo de Dios y el discernimiento de los Pastores”.
Remarca de este modo que el documento final otorga una “autorizada orientación” para la vida y la misión de la Iglesia y que representa a su vez “una forma de ejercicio del auténtico magisterio del Obispo de Roma”.
Precisa además que, aunque contiene novedades, corresponde a lo que indicó el 17 de octubre de 2015, cuando afirmó que la sinodalidad “es el marco interpretativo adecuado para comprender el ministerio jerárquico”.
Aunque al aprobar el documento señaló que “no es estrictamente normativo” y que “su aplicación necesitará de diversas mediaciones”, el Santo Padre aclara que esto no significa “que no comprometa desde ya a las Iglesias a hacer elecciones coherentes con lo que en él se indica”.
Destaca de este modo que las Iglesias están ahora llamadas a implementar, en los diversos contextos, “las autorizadas indicaciones contenidas en el documento, a través de los procesos de discernimiento y de decisión previstos por el derecho y el propio documento”.
En su carta también hace referencia a los temas confiados a los diez grupos de estudio, e indica que “se podrán añadir otros, en vista de las decisiones necesarias”.
Remarca que la conclusión de la asamblea “no pone fin al proceso sinodal” y citando Amoris laetitia reitera que, aunque en “la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis” esto no impide que “existan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias derivadas de ella”.
Enfatiza asimismo que el documento final contiene indicaciones que“ya pueden ser recibidas en las Iglesias locales”, teniendo en cuenta los diferentes contextos, “lo que ya se ha hecho y lo que queda por hacer para aprender y desarrollar cada vez mejor el estilo propio de la Iglesia sinodal misionera”.
Insiste que se podrá proceder, “a través de un discernimiento sinodal y dentro del marco de las posibilidades indicadas por el documento final, a la activación creativa de nuevas formas de ministerialidad y de acción misionera, experimentando y sometiendo a verificación las experiencias”.
También indica que en las visitas ad limina realizadas al Vaticano, los obispos deberán informar sobre las “elecciones realizadas en la Iglesia local” en relación con lo indicado en el documento final, así como “las dificultades encontradas y los frutos obtenidos”.
Por último, recuerda que la tarea de acompañar la “fase de implementación” del camino sinodal está encomendada a la Secretaría General del Sínodo junto a los Dicasterios de la Curia Romana.