Mons. Tarcisio Isao Kikuchi, Arzobispo de Tokio (Japón) y el próximo 7 de diciembre Cardenal de la Iglesia Católica, conversó con la agencia vaticana Fides sobre el presente y el futuro del país.

El arzobispo manifestó que “una sociedad envejecida como la japonesa no podrá sobrevivir”, resaltando los peligros del invierno demográfico. Ante esta realidad, señaló que el gobierno “duda en aceptar plenamente a los migrantes” por el temor de adentrarse en un terreno nunca antes explorado en Japón, una nación poco acostumbrada a ser receptora de migración.

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“Hasta ahora, Japón ha sido un país marcadamente homogéneo. Sin embargo, la realidad es que, sin la presencia de migrantes, la sociedad japonesa no puede sostenerse. Esto es un hecho. Es cierto que los inmigrantes llegan con diferentes tipos de visados, pero, debido a la reticencia de las instituciones, muchos de ellos se ven tarde o temprano obligados a enfrentar problemas burocráticos relacionados con su estatus migratorio”, afirmó.

Mons. Kikuchi aseguró que la sociedad japonesa a menudo percibe la migración como un “problema” y que, incluso dentro de la Iglesia se habla del “problema de los inmigrantes”. El arzobispo opinó que este lenguaje refleja la “percepción negativa” de muchos japoneses sobre esta realidad.

“Yo creo firmemente que los inmigrantes no son un problema, sino una esperanza para la Iglesia. Ellos ofrecen a la comunidad católica una oportunidad única para crecer, especialmente con los jóvenes, y para proclamar el Evangelio en áreas donde no hay presencia activa de la Iglesia”, afirmó.

“En cierto modo, los inmigrantes brindan a la Iglesia japonesa la posibilidad de renovarse y de ser más activa en su misión. Esto es una verdadera esperanza”, agregó.

Una mirada al panorama internacional

Al encontrarse situado geográficamente en una situación estratégica, en medio de grandes potencias mundiales como Estados Unidos, Rusia y China, el país “del sol naciente” no es ajeno a las diatribas y circunstancias que atraviesa el mundo de hoy.

Específicamente sobre la guerra y ante la creciente amenaza del uso del poder nuclear, Mons. Kikuchi fue enfático al señalar que el armamento nuclear “no proporciona una protección real”.

Japón aprobó recientemente un aumento del 16,5% (unos 56.000 millones de dólares estadounidenses) del gasto en defensa para 2024. “Sólo se está tirando el dinero a la basura”, ha señalado el arzobispo.

“Cualquiera que analice seriamente la situación política en Asia entiende que el diálogo es la clave para garantizar la estabilidad, no la amenaza que representan las armas. Invertir más dinero en armamento, especialmente en armas nucleares, es un gasto innecesario y peligroso, ya que estas armas no están diseñadas para resolver conflictos, sino para destruir el mundo”, comentó.

En ese sentido, precisó que la Iglesia japonesa continuará llevando adelante cualquier iniciativa que contribuya a la eliminación total de las armas de destrucción masiva. 

“El diálogo es la clave de la estabilidad. No hay que discutir. Tenemos que hablar entre nosotros. El diálogo no es sólo hablar, sino también construir relaciones. La sinodalidad también es necesaria en este ámbito”, concluyó.