Los obispos de Inglaterra y Gales siguen instando a los católicos a “levantar la voz” en oposición a un proyecto de ley sobre el suicidio asistido, cuyo texto se publicó a principios de esta semana.
A última hora del 11 de noviembre, la parlamentaria laborista Kim Leadbeater publicó su proyecto de ley sobre adultos con enfermedades terminales (final de la vida). El Parlamento deberá votarlo el 29 de noviembre, es decir que los miembros tienen menos de tres semanas para prepararse para votar sobre un tema controvertido.
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El Arzobispo de Southwark, Mons. John Wilson, dijo: “Como seguidores del Señor Jesús, debemos ser audaces en nuestros esfuerzos por defender, respetar y proteger toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, porque si no nos ponemos de pie y valoramos la dignidad de la vida humana, ¿quién lo hará?”.
“La Iglesia Católica es clara: toda vida es valiosa, independientemente del estado físico o mental de una persona”, continuó.
Las palabras del arzobispo llegan luego de conocerse que el proyecto de ley de Leadbeater propone que los adultos con enfermedades terminales —cuya expectativa de vida sea de seis meses—, puedan buscar ayuda legal para suicidarse, siempre que reciban la aprobación de dos médicos y un juez.
En ese sentido, a Mons. Wilson le preocupa que el nuevo proyecto de ley transmita el mensaje de que los ancianos y los vulnerables no son "nada más que una carga para la sociedad".
"Se presenta a las personas como un problema", dijo. "Como una carga. Una estadística. Algo con lo que podemos lidiar poniéndole fin a sus vidas. ¿Dónde está la dignidad en eso? ¿Dónde está el amor en eso?".
En respuesta a quienes dicen que "la vida no tiene valor", expresó: "Necesitamos alzar nuestras voces para decir que eso no es verdad. Somos administradores, no dueños, de la vida que hemos recibido. La vida no es nuestra para disponer de ella".
Leadbeater insistió en que su proyecto de ley contiene salvaguardas “sólidas”, afirmando que la coerción llevaría a 14 años de cárcel, pero Mons. Wilson cree que la presión sobre las personas enfermas y vulnerables para optar por el suicidio asistido sería “inmensurable”.
“La presión que esto pondría sobre las personas que sufren enfermedades o discapacidades es inmensurable. Degrada la humanidad y priva a las personas de su derecho a la vida. Este derecho es otorgado por Dios y sólo Dios puede tomarlo”, señaló.
El arzobispo animó a los católicos del Reino Unido a comunicarse con sus representantes en el Parlamento y a rezar por la derrota del proyecto de ley, en obediencia a su llamado como discípulos de Cristo.
“Como seguidores de Cristo debemos hacer todo lo posible para apoyar y proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad”, añadió.
El arzobispo reiteró su llamado a los católicos a actuar. “Juntos, demostremos que no nos quedaremos de brazos cruzados mientras se trata a los ancianos y a las personas con enfermedades y discapacidades como si fueran una carga para la sociedad o para su familia. Seamos claros en el sentido de que están hechos a imagen y semejanza de Dios”, expresó.
Mons. Wilson señaló que, según el nuevo proyecto de ley, “el suicidio asistido… cambiará radicalmente la forma en que nuestros profesionales de la salud nos atienden”.
El médico católico británico Dermot Kearney comentó que “la mayoría [de los médicos] todavía creen que el principio de no hacer daño a los pacientes es esencial para la prestación de una auténtica atención sanitaria”.
Por ello, dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que una mejor manera de abordar la atención al final de la vida sería “mejorar y ampliar los servicios de cuidados paliativos y de hospicio que ya existen pero que han estado gravemente subfinanciados durante tanto tiempo”.
Por su parte, el Obispo de Nottingham, Mons. Patrick McKinney, respaldó las palabras del arzobispo Wilson, centrándose en el contexto social de la introducción del proyecto de ley.
El secretario de Salud, Wes Streeting, que ha confirmado su oposición al proyecto de ley, ha admitido que el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido está "roto".
Los servicios de cuidados paliativos también están en crisis, mientras que muchas personas mayores han visto al gobierno eliminar su pago de combustible de invierno.
Tras la publicación del proyecto de ley, Mons. McKinney compartió sus preocupaciones, diciendo: "Los católicos nunca pueden apoyar el suicidio asistido, pero nuestro contexto social hace que este proyecto de ley sea aún más alarmante: un NHS en [su] punto de quiebre, una provisión de atención social inadecuada, el acceso a los cuidados paliativos es irregular y está subfinanciado, [y] los pagos de combustible de invierno se han retirado a muchos".
El Arzobispo de Southwark instó a los católicos del Reino Unido a utilizar el sitio web Right to Life UK para comunicarse con sus miembros del Parlamento y expresar su oposición al suicidio asistido.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.