El Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, aseguró que no hay contradicción entre ser auténticamente chino y cristiano, en el marco de un evento sobre el P. Matteo Ricci, jesuita italiano que evangelizó China en el siglo XVI.

“No hay contradicción entre ser auténticamente chinos y buenos ciudadanos y ser cristianos. Al contrario, el Evangelio vivifica la cultura china desde dentro. Y así esta gran enseñanza de Matteo Ricci continúa y ahora nos sigue inspirando”, dijo el purpurado, según recoge Vatican News.

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“Matteo Ricci ha sido siempre una figura de referencia en todo el proceso de diálogo con China por su estatura moral, pero sobre todo por su papel de puente entre la cultura occidental y la china y por su gran esfuerzo por inculturar la fe”, agregó el cardenal.

Las declaraciones del Secretario de Estado se dieron en el marco del evento “Un legado de amistad, diálogo y paz”, dedicado al P. Matteo Ricci, realizado en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma.

El acuerdo del Vaticano y China para el nombramiento de obispos

Uno de los principales frutos del diálogo entre el Vaticano y China ha sido la renovación del acuerdo provisional, anunciada en octubre por cuatro años más hasta 2028, para el nombramiento de obispos.

La renovación se produjo días después de que un informe del Instituto Hudson detallara cómo siete obispos católicos en China han sido detenidos sin el debido proceso, mientras que otros obispos han experimentado intensa presión, vigilancia e investigaciones policiales desde que se firmó por primera vez el acuerdo.

Firmado originalmente en septiembre de 2018, el acuerdo provisional fue renovado previamente por un período de dos años en 2020 y nuevamente en octubre de 2022.

En febrero de 2020, el Obispo Emérito de Hong Kong y crítico del acuerdo, Cardenal Joseph Zen Ze-kiun, afirmó que el gobierno comunista chino quería la rendición del Vaticano.

Los términos del acuerdo no se han hecho públicos hasta ahora, aunque el Papa Francisco dijo en 2023 que incluye una comisión conjunta entre el gobierno chino y el Vaticano, supervisada por el Cardenal Parolin.

El diálogo del Vaticano y China no siempre ha sido fluido. La Santa Sede ha reconocido que China violó los términos del acuerdo al designar unilateralmente obispos católicos en Shanghái y en la “diócesis de Jiangxi”, una gran jurisdicción eclesiástica creada por el gobierno chino que no está reconocida por el Vaticano.

De acuerdo a un informe reciente de la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, por sus siglas en inglés), funcionarios chinos habrían ordenado recientemente el retiro de las cruces de las iglesias y habrían sustituido las imágenes de Cristo y de la Virgen María por imágenes del presidente Xi Jinping.

Aunque los críticos han expresado serias preocupaciones sobre el enfoque diplomático del Vaticano hacia Beijing y la política china de sinización, la Santa Sede ha redoblado públicamente la estrategia diplomática de apoyo a Beijing.

El Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, elogió en 2020 la campaña de “sinización” de la religión y la cultura en el país del presidente chino Xi Jinping, diciendo que se relaciona con el concepto católico de inculturación “sin confusión y sin oposición”.

George Weigel, biógrafo de San Juan Pablo II y miembro destacado y titular de la Cátedra William E. Simon de Estudios Católicos en el Centro de Ética y Políticas Públicas de Washington, rechazó firmemente la interpretación del Cardenal Parolin, en un comentario publicado en el National Catholic Register, titulado Sinización no es inculturación.