La iglesia católica de San Clemente, en la ciudad de Potosí (Bolivia), fue blanco de un acto de vandalismo el pasado fin de semana, cuando desconocidos apedrearon el edificio, rompiendo varios vidrios.

Según recoge el portal El Potosí, en la Eucaristía dominical el P. Mario Fernández, párroco del lugar, expresó su tristeza ante la “dolorosa noticia” del ataque a la iglesia, inaugurada en 2023 tras varios meses de trabajo solidario que requirió de mucho apoyo de la comunidad.

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Visiblemente afectado, el sacerdote precisó que los atacantes utilizaron piedras de gran tamaño que quebraron los vidrios, y que luego fueron encontradas dentro de la iglesia.

"La inseguridad en esta zona es alarmante", alertó el P. Fernández, haciendo hincapié en la presencia de personas que acostumbran a beber alcohol en las inmediaciones de la iglesia.

Dirigiéndose a los delincuentes que perpetraron el hecho, el párroco llamó a tomar conciencia sobre el sacrificio que costó la construcción del templo: "Nos costó mucho levantar este templo y es doloroso verlo maltratado".

En ese sentido, se refirió a la falta de presencia policial y de cámaras de seguridad en la zona, lo que pone en peligro las áreas públicas, además de la propia iglesia.

En conversación con ACI Prensa el 14 de noviembre, el sacerdote dijo que no han encontrado a los autores del hecho. Sin embargo, al explicar la situación en la zona, señaló que “hay mucho desorden”.

Los fines de semana, explicó, en la parroquia hay mucha actividad con niños y jóvenes que asisten a catequesis. En las inmediaciones del templo, muchas personas “se sientan a beber, y muchas veces yo les digo que vayan a otro lugar, y es ahí donde se molestan y me dicen: ‘Usted no es dueño de la plazuela’. He sido agredido, incluso una vez me han pegado”, dijo.

Por otro lado, indicó que en algunas Misas, una persona “viene a gritar”. Se trata de alguien que pertenece a una secta, y el P. Fernández cree que “podría haber querido pegarle con la piedra a un crucifijo que está en el altar mayor”

En la zona también hay desorden, porque la plaza es parada de autos que trasladan pasajeros a las ciudades de Tarija y a Porco, explicó el sacerdote, y actúan como “dueños de la calle”.

“Deberían estar en la terminal” de transporte, señaló el sacerdote. “Yo me había quejado de todo esto con un grupo de autoridades, quizá han ido a hablar con ellos y tal vez por venganza están tirando piedras al templo”, expresó.

“La comunidad está apoyando mucho”, valoró. “Estamos tomando precauciones, mañana van a comenzar la instalación de las cámaras [de seguridad]”, anticipó el sacerdote, y también se encuentran trabajando para reponer los vidrios que se rompieron, de cara al aniversario de la parroquia que será el 23 de noviembre. 

Finalmente, exigió que las autoridades “le den más importancia a la plazuela, que es lugar para niños y jóvenes que van a catequesis”.