El Papa Francisco recibió este jueves en audiencia a los participantes en el congreso sobre el martirio y la entrega de la vida organizado por el Dicasterio para la Causa de los Santos en Roma, a quienes indicó que “sólo el amor puede dar sentido a la cruz”.

El Santo Padre centró su discurso en reflexionar sobre el martirio, recordando las palabras de Jesús en el Evangelio de San Juan: “Nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos”, (Jn 15,13).

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Precisó que para beatificar a un mártir “no se requiere un milagro”, ya que con el martirio es suficiente, “así ahorramos algo de tiempo… y de papeleo y dinero”, dijo el Santo Padre en tono de broma.

“Sólo el amor puede dar sentido a la cruz”

Para el Pontífice, “sólo el amor puede dar sentido a la cruz: un amor tan grande que asume todo pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da la fuerza para soportarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos. En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, está su inmensa misericordia”.

“Para ser santos no se requiere solo el esfuerzo humano o el sacrificio personal de sacrificio y de renuncia. Ante todo, hay que dejarse transformar por la potencia del amor de Dios, que es más grande que nosotros y nos capacita para amar más allá de lo que pensábamos que éramos capaces de hacer”, destacó el Papa Francisco. 

Remarcó asimismo que el martirio de quien entrega su vida por Dios “supera los límites de la muerte, por muy cruel y sufrida que sea”.

En el mártir —continuó— “se encuentran las características del discípulo perfecto, que ha imitado a Cristo al renunciar a sí mismo y tomar su cruz y, transformado por su caridad, ha mostrado a todos el poder salvador de su Cruz”.

A modo de ejemplo citó el martirio de los mártires coptos de Libia, decapitados por miembros de Estado Islámico (ISIS) en 2015, y los mártires anglicanos de Uganda, ejecutados porque se negaron a renunciar a su fe. Aclaró que “con el martirio hay igualdad”, por lo que “la Iglesia los considera mártires”.

Elementos fundamentales para que el martirio sea válido

A continuación, el Santo Padre recordó los 3 elementos fundamentales para que el martirio sea válido. En primer lugar, indicó que el mártir es un cristiano que para no renunciar a su fe, “acepta conscientemente una muerte violenta y prematura”. 

“Incluso un cristiano no bautizado, que es cristiano en el corazón, confiesa a Jesucristo con el Bautismo de sangre”, añadió. 

En segundo lugar, explicó que “la muerte es causada por un perseguidor, movido por el odio a la fe o a alguna otra virtud relacionada”. Y, por último, “la víctima adopta una actitud inesperada de caridad, paciencia, mansedumbre, a imitación de Jesús crucificado. Lo que cambia, en las diversas épocas, no es el concepto de martirio, sino las modalidades concretas con las que ocurre en un contexto histórico determinado”, precisó.

Como en ocasiones anteriores, el Papa Francisco reiteró que “también hoy, en muchas partes del mundo, hay numerosos mártires que dan su vida por Cristo”. “En muchos casos el cristianismo es perseguido porque, impulsado por su fe en Dios, defiende la justicia, la verdad, la paz y la dignidad de las personas”, añadió.

El Santo Padre hizo referencia también a la importancia de conocer el contexto y el conjunto de indicios que llevaron a esa persona a dar su vida por Cristo, a lo que se refirió como la “armonía del conocimiento”.

Recordó que en la bula del Jubileo 2025, Spes non confundit, definió a los mártires como el testimonio “más convincente de la esperanza” e hizo referencia a la Comisión Nuevos Mártires – Testigos de la Fe del Dicasterio de las Causas de los Santos, que instituyó en julio de 2023 para incluir “la memoria de aquellos que, también en otras confesiones cristianas, supieron renunciar a la vida para no traicionar al Señor”.

A este respecto también citó su motu proprio Maiorem hac dilectionem, con el que quiso “expresar el sentir común del Pueblo fiel de Dios respecto al testimonio de santidad de quienes, animados por la caridad de Cristo, han ofrecido voluntariamente su vida, aceptando una muerte cierta y próxima”. 

“También en este extraordinario testimonio de santidad brilla la belleza de la vida cristiana, que sabe darse sin medida, como Jesús en la cruz”, concluyó el Papa Francisco.