La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) votó el miércoles en su asamblea plenaria a favor del avance en las causas de canonización de dos mujeres: la hermana benedictina Annella Zervas y la Sierva de Dios Gertrude Agnes Barber.

Los obispos votaron contundentemente, luego de las presentaciones realizadas por el Obispo de Crookston, Minnesota, Mons. Andrew Cozzens; y el Obispo de Kalamazoo, Michigan, Mons. Edward Lohse. Este último hizo la presentación en representación de Mons. Lawrence Persico, Obispo de Erie, Pensilvania, tierra natal de Barber.

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La asamblea emitió un voto de 206-7 a favor de la causa de la religiosa Zervas y 205-6 a favor de Barber, una laica, docente y defensora de personas con discapacidades.

Hermana Zervas: adoradora de la Eucarística que entregó su sufrimiento a Dios

“La fe católica, el coraje y la entrega total a Dios de [Zervas] nos ofrecen un ejemplo extraordinario de plenitud”, señaló Mons. Cozzens durante su presentación.

Aunque nació en Moorhead, Minnesota, una ciudad de la Diócesis de Crookston, la influencia de Zervas “se ha expandido más allá de Minnesota”, comentó Mons. Cozzens.

Según el Obispo de Minnesota, Zervas fomentó una devoción temprana a la Eucaristía desde pequeña y, "atraída por la Comunión frecuente", caminaba a menudo a Misa diaria, incluso en los fríos meses de invierno en el norte de Minnesota.

El deseo de Zervas por Cristo continuó y se profundizó cuando se hizo religiosa, en cuya comunidad era conocida por considerar la Eucaristía como "lo más importante de su día".

Mons. Cozzens destacó especialmente la convicción de Zervas sobre el papel de Cristo en atraer a las personas hacia el propósito de sus vidas. “A menudo deseaba que las personas no perdieran su vocación”, dijo el prelado, quien describió a la hermana benedictina como "una intercesora especial".

Zervas murió a los 26 años, después de luchar contra una enfermedad debilitante y dolorosa de la piel. Mons. Cozzens destacó su aceptación del sufrimiento como un ejemplo, diciendo a la asamblea: “La hermana Annella sabía que Nuestro Señor estaba con ella en su sufrimiento, y vivió esta verdad profundamente”.

La historia de la monja ha sido fuente de inspiración para muchas personas que han enfrentado pruebas y sufrimiento. "Nos han compartido historias", dijo el obispo, "incluyendo la recuperación de heridas del aborto, adicciones, enfermedades graves, [y] el dolor de pensamientos suicidas".

"Su intercesión ha sanado a muchas personas, y se dice que se ha aparecido a personas en visiones, siempre extendiendo la confianza y paz de Dios", agregó, concluyendo que la vida de Zervas "nos recuerda lo que Dios y la Iglesia esperan de nosotros...”.

“De esta manera, la hermana Annella es una verdadera maestra de nuestra fe católica, dando testimonio de que cada persona, sin importar su lucha, tiene una gran dignidad y está creada para la intimidad con Dios”, agregó.

Gertrude Agnes Barber: Una sierva de Dios para los más vulnerables

“Antes de su muerte en el año 2000, [Barber] era muy conocida en Pensilvania y en algunos círculos de los Estados Unidos por su defensa de los niños y adultos con discapacidades intelectuales”, dijo Mons. Lohse, ex vicario general de la Diócesis de Erie, en la asamblea.

Nacida el 16 de septiembre de 1911 y criada católica por padres inmigrantes irlandeses, Barber comenzó su carrera como educadora, psicóloga escolar y administradora en el sistema escolar público de Erie.

Durante este tiempo, dijo Mons. Lohse, Barber "reconoció que el llamado de Dios para su vida" era servir a niños y adultos con necesidades especiales.

Ella se convenció profundamente de esta misión mientras trabajaba como psicóloga escolar, cuando se le pidió "evaluar a niños con necesidades especiales y luego explicar a sus padres que debían ser retirados de la escuela".

Al ver la "agonía" en los rostros de estos padres al descubrir que sus hijos ya no tendrían acceso a la educación —y tendrían que quedarse en casa o ser enviados a una instalación lejana—, Barber "estaba decidida a encontrar otro camino".

En 1952, ella comenzó a dar clases para niños con discapacidades en una habitación del YMCA local. Casi 20 años después, en 1971, fundó el Dr. Gertrude A. Barber Center y expandió su misión para incluir el acceso a servicios para personas con necesidades especiales, desde terapias de intervención temprana para infantes hasta educación para niños de todas las edades, formación para adultos, colocación laboral y un centro de retiro.

"Aquellos que trabajaron estrechamente con la Dra. Barber se sorprendieron por su amabilidad, determinación, humildad, piedad y fortaleza de carácter", dijo Mons. Lohse en la asamblea. "Su espiritualidad era sencilla. Veía a todas las personas como hijos de Dios y buscaba tratarlas con la dignidad que merecían".

La organización que fundó, ahora llamada Barber National Institute, emplea a aproximadamente 3.000 personas y sirve a más de 6.000 niños y adultos con necesidades especiales en todo el estado de Pensilvania.

"El ejemplo de la Dra. Barber nos desafía a amar a estas personas con el amor del propio Dios", dijo Mons. Lohse.

"Sus enseñanzas nos inspiran a reconocer la dignidad y la belleza de los más vulnerables entre nosotros", agregó el obispo, "y a reconocer la presencia de Cristo en ellos, llamándonos a poner en práctica las propias palabras del Señor: ‘todo lo que hagan con uno de estos pequeñitos, lo hacen conmigo’".

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.