Los obispos de Estados Unidos están adoptando una aproximación de esperar y ver qué hace el presidente electo Donald Trump con su promesa de campaña de realizar deportaciones masivas de inmigrantes que se encuentran en el país de manera ilegal.
Pero los obispos dicen que están preparados para hablar enérgicamente si Trump avanza con la polémica propuesta de manera que socave la dignidad humana.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Ese fue el mensaje pronunciado por las autoridades de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) en el primer día público de su asamblea de otoño, celebrada en Baltimore el 12 de noviembre, una semana después de las elecciones.
“Estamos esperando a ver qué es exactamente lo que toma forma”, dijo Mons. Mark Seitz, jefe del comité de migración de la USCCB, quien habló con los periodistas junto con el presidente del Episcopado, Mons. Timothy Broglio, y Mons. Michael Burbidge, presidente del comité provida de la USCCB.
El primero dijo que los prelados están listos para “alzar la voz fuerte” si es que la administración Trump avanza de manera que viole los derechos humanos básicos.
Mons. Seitz, Obispo de El Paso, en el estado de Texas, ha rechazado el intento del gobierno estatal de restringir el ministerio católico a los inmigrantes en su diócesis. El martes dijo que los obispos estaban “preocupados” por la retórica de Trump sobre la inmigración en la campaña electoral, pero que “no quieren adelantarse” a la administración antes de que anuncie sus planes concretos.
“Sabemos que muy a menudo la realidad es diferente de la retórica”, afirmó el prelado. “Estaremos atentos y responderemos según sea necesario”, precisó.
Mons. Broglio destacó por su parte que, si bien los obispos no alientan la inmigración ilegal, insisten en que quienes llegan al país sean atendidos, ya que “representan el rostro de Cristo” en los pobres.
“Creo que a medida que avanzamos, esperamos que haya un esfuerzo serio para reparar la ley de inmigración y también que haya un respeto renovado por la dignidad de la persona humana”, dijo el arzobispo que es Arzobispo Castrense de Estados Unidos.
Propuesta de deportación
Según las estadísticas de julio de 2023 del Centro de Estudios Migratorios, en Estados Unidos hay alrededor de 11,7 millones de inmigrantes indocumentados. Trump ha prometido deportar a todos los inmigrantes que se encuentran ilegalmente en el país y ha dicho que el plan, criticado por ser financieramente inviable, “no tendrá precio”.
Tom Homan, católico y exdirector interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, designado como el "zar de la frontera" de Trump, dijo el 11 de noviembre que la nueva administración priorizará la deportación de "amenazas a la seguridad pública y a la seguridad nacional primero", y agregó que aquellos que están en el país ilegalmente "no deberían sentirse cómodos".
La propuesta ha sido muy controvertida en los círculos católicos. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que los países, especialmente los más ricos, deben tratar de acoger a los inmigrantes “en mayor medida posible”, pero que las naciones también tienen derecho a regular la migración.
Los migrantes, enseña el Catecismo, tienen derecho a emigrar y también deben cumplir con las leyes en el nuevo país.
El obispo Seitz dijo que la USCCB reconoce que algunos inmigrantes no han ingresado legalmente al país, pero enfatizó que el gobierno de Estados Unidos debería distinguir entre aquellos que han cometido delitos adicionales y aquellos que, “por el beneficio de nuestro país, deberían poder permanecer”.
También insistió en que si se realiza cualquier tipo de programa de deportación, se deben respetar los derechos humanos básicos, que no resultan de tener ciudadanía o no, sino que son dados por Dios, como lo reconocen los documentos fundacionales de Estados Unidos.
La forma en que se ejecute un programa de deportaciones “será una prueba para nuestra nación”, dijo el obispo de El Paso, quien agregó que los obispos ciertamente asegurarán a los inmigrantes indocumentados “nuestro acompañamiento con ellos” en medio de lo que pueda venir, porque “no vamos a correr y dejarlos”.
En relación con el ministerio hacia los migrantes, Mons. Broglio indicó que la capacidad de la Iglesia para llevar a cabo su misión de servicio es una cuestión de libertad religiosa.
“Creo que tenemos que insistir en nuestra capacidad de vivir según nuestra fe y también de practicarla, especialmente en lo que se refiere a los más necesitados y marginados de nuestra sociedad”, dijo.
Lecciones provida y la fecundación in vitro (FIV)
Más allá de la inmigración, Mons. Burbidge, Obispo de Arlington en el estado de Virginia, comentó sobre las lecciones provida de las elecciones, que incluyeron las primeras tres victorias en iniciativas estatales desde la revocación de Roe v. Wade en 2022.
El obispo enfatizó la importancia de que el movimiento provida “esté a la vanguardia” en las batallas a nivel estatal al difundir mensajes temprana y concisamente.
“Nunca podremos, financieramente, seguir el ritmo a quienes luchan por legalizar el aborto en sus estados”, admitió. “Debemos confiar en la verdad que tenemos, en las oraciones y los sacrificios que hacemos y también en dejar claras las posiciones extremas de quienes están trabajando para legalizar el aborto en sus estados”.
Y aunque Trump ha indicado que no está abierto a restringir el aborto a nivel federal, el obispo Burbidge dijo que estaba "algo optimista" de que el movimiento provida encontrara un "oído abierto" para apoyar iniciativas que tienen como objetivo apoyar a las madres, los niños no nacidos y la vida familiar, como los créditos fiscales por hijo e incluso el programa mismo de la USCCB, Caminando con madres necesitadas.
“Cualquier forma en que pueda haber una asociación para aumentar esas oportunidades para que el aborto no tenga que ser una opción es algo que vamos a defender con gran celo”, dijo en comentarios adicionales a EWTN News.
Respecto a la propuesta de Trump de financiar federalmente la FIV, Mons. Burbidge se hizo eco de Mons. Seitz, resaltaron que los obispos “no responderán a lo que escuchamos en la campaña electoral”, sino más bien a las políticas que se pongan en práctica.
“Si es algo que no apoya la defensa de la vida, entonces responderemos en consecuencia”, subrayó, agregando que los obispos necesitan transmitir su enseñanza sobre la FIV, una práctica que implica destruir la vida en su fase embrionaria y concebir la vida de una manera no acorde a la ley de Dios, pero hacerlo con “sensibilidad pastoral”, dado que la infertilidad es “una cruz muy pesada”.
Yendo hacia adelante
Aunque un segundo mandato de Trump representa diversos desafíos y oportunidades, los líderes del Episcopado estadounidense enfatizaron que su misión fundamental en su compromiso con las autoridades elegidas sigue siendo el mismo.
“Sin importar cuáles fueron los resultados del martes [5 de noviembre], sabíamos el miércoles que algo sería igual: Somos una nación bajo Dios”, dijo Mons. Burbidge, destacando que los obispos se guían por la verdad del Evangelio, no por el partidismo político.
Mons. Broglio señaló que después de una elección “hay ganadores y perdedores” pero “el objetivo principal es permitir que el país avance” y remarcó la importancia de un diálogo amplio.
Para Mons. Seitz, eso incluye el diálogo con la nueva administración de Trump en áreas de desacuerdo pero también en los casos en los que las prioridades de los obispos se superponen con las del presidente y otros funcionarios electos.
“Siempre buscamos formas de colaborar con la administración, con miembros del Congreso y similares”, dijo Mons. Seitz. “Todavía habrá áreas en las que podamos hacerlo”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register