Los obispos del departamento del Chocó, el más pobre de Colombia, hicieron un llamado para socorrer a las decenas de miles de familias afectadas por las inundaciones del fin de semana, las que se suman al paro armado impuesto por el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

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A la medida decretada por el ELN, que rige desde el 9 de noviembre, se le añadieron las consecuencias de 72 horas ininterrumpidas de lluvias que han causado el desborde de los ríos Baudó, Atrato y San Juan, así como inundaciones en el litoral Pacífico del departamento.

La gobernadora del Chocó, Nubia Carolina Córdoba, dijo a Blu Radio que más de 37.000 familias han quedado damnificadas. Además, indicó que el paro armado dificulta trasladar la ayuda a las comunidades, varias de las cuales no sólo han perdido sus viviendas, sino también sus cultivos.

“Es crítico cómo el paro armado interfiere con la atención humanitaria. La gente intenta salir para conseguir alimentos y combustibles, pero los devuelven sin permitirles abastecerse”, denunció.

De acuerdo a la gobernadora, los reportes señalan que las lluvias han afectado el 85% del territorio del Chocó, el departamento que de acuerdo al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) experimentó en el 2023 el mayor nivel de pobreza monetaria, con el 67% de su población.

La Iglesia Católica pide ayuda para damnificados

La crisis humanitaria en el Chocó también ha sido denunciada por los obispos de Quibdó, Mons. Winston Mosquera Moreno; y de Istmina-Tadó, Mons. Mario de Jesús Álvarez.

En un video publicado en el sitio web del Episcopado colombiano, Mons. Álvarez hizo un llamado “para que todas las autoridades, desde el Gobierno nacional, el gobierno departamental, los entes territoriales, tomen en consideración de lo que están viviendo muchos hermanos y hermanas nuestros en este momento”.

“Nosotros como Iglesia estamos solícitos —añadió—, tanto la Diócesis de Quibdó como la Diócesis de Istmina-Tadó, a través de Secretario Nacional de Pastoral Social-Cáritas Colombia, a llegar con una mano tendida, pero esto tiene que ser concurso de todas las instituciones y, específicamente del Gobierno, a quien nuestros ciudadanos confían la responsabilidad de dirigirlos”.

Mons. Mosquera también exhortó a ayudar a los damnificados para que “puedan volver a la normalidad en la medida de lo posible y roguemos a Dios también para que el agua vaya descendiendo y ellos puedan volver a sus lugares de origen”.

Asimismo, en un comunicado, el Obispo de Quibdó rechazó el décimo paro armado que el ELN decreta en el departamento en lo que va del 2024, el cual obliga a confinarse “a toda la comunidad en los municipios de la cuenca del (río) San Juan en el departamento del Chocó”.

“Esta situación además hoy se agrava para todos por la fuerte ola invernal que está golpeando con toda intensidad a las comunidades en todo el departamento por el desbordamiento de la mayoría de los ríos que bañan todo el territorio chocoano”, indicó.

Por su parte, el gobierno de Colombia declaró la zona en situación de desastre y señaló que este martes llegarían los 2.500 millones de pesos colombianos (572 mil dólares) para atender la emergencia.