El Papa Francisco alentó a que la donación de sangre no sea sólo un acto de generosidad humana, sino un “camino de crecimiento espiritual” para todos los que ayudan de esta manera a otras personas.
“Quisiera invitaros a vivir la donación de sangre no sólo como un acto de generosidad humana, sino también como un camino de crecimiento espiritual en la vía de la solidaridad que une en Cristo, como un don al Señor de la misericordia, que se identifica con los que sufren”, dijo el Santo Padre en la audiencia de este sábado en el Vaticano con miembros de la Federación Italiana de Asociaciones de Donantes de Sangre (FIDAS), que celebran su 65° aniversario.
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Recordando lo que ha escrito en su reciente encíclica Dilexit nos, sobre el Sagrado Corazón de Jesús, el Papa Francisco resaltó que “quien sigue la sangre llega al corazón, físicamente, pero también espiritualmente: es decir, llega al ‘centro unificador [...] de la persona’, donde ‘la autovaloración y la apertura a los demás’ se encuentran, en el lugar por excelencia de la reconciliación y de la unidad”.
Según informa la Oficina de Prensa del Vaticano, el Santo Padre también se refirió a la alegría que experimenta la persona, que es mayor en dar que en recibir. “Dar con amor, de hecho, trae alegría”, subrayó.
“El don da alegría, porque en él toda nuestra vida cambia y florece, entrando en la dinámica luminosa del Evangelio”, continuó el Papa Francisco y remarcó: “Tú das libremente a los demás una parte importante de ti mismo, tu sangre, y ciertamente conoces la felicidad que surge de compartir”.
El Papa Francisco se refirió también al testimonio que da una persona que dona sangre, un gesto, muchas veces anónimo, que hace frente al “individualismo, que a menudo ve en el otro más un enemigo a combatir que un hermano con el que encontrarse”.
“La propia sangre, en sus funciones vitales, es un símbolo elocuente: no se fija en el color de la piel, ni en la pertenencia étnica o religiosa del receptor, sino que entra humildemente donde puede, intentando llegar, corriendo por las venas, a cada parte del organismo, para aportarle energía. Así actúa el amor”.