El Papa Francisco anunció este sábado la inclusión de San Isaac de Nínive, monje y obispo sirio del siglo VII, en el Martirologio Romano, durante la audiencia concedida a Su Santidad Mar Awa III, Catholicos Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente.
“Estoy feliz de anunciar que el gran Isaac de Nínive, uno de los Padres más venerados de la tradición siro-oriental, reconocido como un maestro y un santo por todas las tradiciones, será incluido en el Martirologio Romano”, dijo el Santo Padre en la audiencia de hoy con el patriarca asirio, según informa la Oficina de Prensa del Vaticano.
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La Enciclopedia Católica explica que “por martirologio se entiende un catálogo de mártires y santos organizado según el orden de sus fiestas. (…) El actual Martirologio Romano se deriva directamente de los martirologios históricos”.
Una nota del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos indica que en la audiencia de hoy, en la que participó la comisión mixta teológica de la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente, se celebró el 30º aniversario de una declaración cristológica común entre ambas —que puso fin a 1.500 años de controversia cristológica que se remonta al Concilio de Éfeso del año 431— y los 40 años de la primera visita a Roma de un patriarca asirio.
¿Quién fue San Isaac de Nínive?
La nota del dicasterio explica que San Isaac de Nínive, conocido también como Isaac el Sirio, fue “uno de los Padres más venerados de la tradición siro-oriental. Isaac de Nínive, monje y obispo en la segunda mitad del siglo VII, pertenecía a la tradición preefesiana, es decir, a las Iglesias de tradición asirio-caldea”.
Nacido en el territorio actual de Qatar, donde tuvo su primera experiencia monástica, fue ordenado obispo de Nínive, cerca de la actual Mosul (Irak), entre los años 676 y 680.
Tras unos meses como obispo, pidió volver a la vida monástica y se retiró al monasterio de Rabban Shabur en Beth Huzaye (suroeste de Irán). Allí escribió varias colecciones de discursos ascético-espirituales que lo hicieron famoso.
Pese a pertenecer a una Iglesia que ya no estaba en comunión con ninguna otra, porque no había aceptado el Concilio de Éfeso, los escritos de Isaac se tradujeron a las lenguas habladas por los cristianos: griego, árabe, latín, eslavo, etíope y rumano, entre otras.
“Isaac se convirtió en una importante autoridad espiritual, especialmente en los círculos monásticos de todas las tradiciones, que rápidamente lo veneraron entre sus santos y padres”, destaca la nota.
“La inclusión de Isaac el Sirio en el Martirologio Romano demuestra que la santidad no se detuvo con las separaciones y existe más allá de las fronteras confesionales”, resalta el texto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Al final de su discurso de hoy, el Papa Francisco hizo votos para que “por intercesión de San Isaac de Nínive, unida a la de la Santa Virgen María, Madre de Cristo nuestro Salvador, puedan los cristianos de Medio Oriente dar siempre testimonio de Cristo Resucitado en esas tierras martirizadas por la guerra”.