Con sede en la ciudad de Cochabamba, este jueves comenzó la 115ª Asamblea de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), en un contexto de crisis económica y social.

Al comenzar el encuentro, Mons. Aurelio Pesoa, presidente de la CEB y Vicario Apostólico del Beni, reflexionó sobre la importancia de encontrarse y reflexionar sobre la tarea de la Iglesia en medio de las tensiones sociales que atraviesa el país, con un contexto de desigualdad social e injusticias.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

En nombre de la Iglesia, el prelado expresó cercanía y solidaridad con los sectores más empobrecidos y vulnerables del país, e hizo hincapié en la propuesta de sinodalidad, es decir, el llamado “a caminar juntos, a escuchar y a ser una Iglesia que se pone al servicio del pueblo”.

Los obispos, dijo Mons. Pesoa a sus hermanos en el Episcopado, deben ser servidores del pueblo de Dios, dispuestos a poner la Iglesia al servicio de los más necesitados, acompañando su sufrimiento y luchando por un futuro más justo y fraterno.

Al referirse a la situación económica, el obispo del Vicariato Apostólico del Beni puso el foco en la pobreza, la falta de oportunidades y el desempleo, que golpean con fuerza a amplios sectores de la población.

“Hoy estamos viendo a un pueblo que sufre por la falta de trabajo digno, por la falta de acceso a una educación de calidad y por la escasez de servicios básicos. Las políticas públicas no están respondiendo adecuadamente a estas necesidades”, remarcó.

En ese sentido, llamó a reflexionar sobre la situación, que calificó de “crisis ética”, marcada por “el egoísmo, la indiferencia y la corrupción”, en contra de “la solidaridad, la justicia y la honestidad”.

Mons. Pesoa también apuntó contra la pasividad ante el desastre ecológico en la Amazonía y los incendios en la región de la Chiquitanía. Al respecto, planteó: “¿Tienen corazón los que ven cómo arde la Amazonía, cómo se destruyen nuestros recursos naturales, y aun así no hacen nada? ¿Tienen corazón los que, en medio de la crisis económica, se benefician de la corrupción y la injusticia?”.

Teniendo en cuenta las enseñanzas del Papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti, advirtió que “hoy la política en Bolivia está dominada por intereses egoístas, por ideologías que dividen y enfrentan a los bolivianos”. 

“Necesitamos una política que ponga al pueblo, al bien común, en el centro de sus decisiones”, dijo. “No podemos seguir ignorando el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas más pobres. Debemos ser una voz que se levanta contra la injusticia y la impunidad”, instó.

Por eso, llamó a líderes políticos y sociales a trabajar en conjunto por un país más justo, más solidario y más unido: “Es hora de superar las divisiones y trabajar por una Bolivia de paz, justicia y fraternidad”. 

“Necesitamos un país donde todos, sin importar su clase social, su raza o su ideología, podamos vivir dignamente, con respeto y con solidaridad”, concluyó, convocando a los obispos a afrontar los próximos desafíos con renovado espíritu de servicio y esperanza. 

“Dios nos ha llamado a ser signos de esperanza en medio de la oscuridad. Sigamos el ejemplo de Cristo, que nos ha llamado a servir, a sanar y a reconciliar”, cerró.