El Prefecto de la Congregación para el Clero, Cardenal Darío Castrillón Hoyos, dijo a un grupo de Obispos reunidos en Roma que “frente a las dramáticas divisiones y laceraciones del mundo” la Iglesia está llamada a dar razón de la esperanza de la que es portadora.

“Frente a las dramáticas y persistentes divisiones y laceraciones del mundo, la Iglesia está llamada, mediante sus Pastores, Sucesores de los Apóstoles, a dar razón de la esperanza de la que es portadora, anunciando y testimoniando la Palabra de Dios, que es palabra salvadora, el Verbo de la vida, que da paz y unidad a los hombres de cada raza y condición”, señaló el Purpurado según informó la agencia Fides.

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Durante un Seminario de estudio promovido por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Cardenal colombiano presentó la ponencia “El Obispo y el ejercicio del Munus docendi”.

En su intervención, el Cardenal explicó la raíz sacramental del Munus docendi, la finalidad evangelizadora y misionera del ministerio episcopal y la inculturación y el diálogo interreligioso.

Cristo se hace presente en nosotros, Pastores visibles a los ojos de los fieles, de manera que 'de modo eminente y visible' sostengamos a las partes del mismo Cristo maestro, pastor y pontífice, y actuemos en su persona” señaló el Cardenal Castrillón.

Sobre el ministerio de enseñanza del Obispo, la agencia Fides reseña que el Cardenal resaltó que “en el desarrollo de nuestro ministerio y en la programación de las actividades pastorales en nuestras diócesis, tenemos que tener siempre presente que la palabra del Obispo no es nunca sólo un mensaje o la transmisión de una información: ella tiene un contenido salvador, porque en ella Cristo obra”.

El ministerio episcopal de anunciar la Palabra de Dios es siempre, destacó el Purpurado, en plena unión con Cristo y su Iglesia: “Es una misión que consiste en salvaguardar santamente y anunciar con valentía la fe, defendiendo el pueblo cristiano de frente a los errores que lo amenazan”.

Al referirse a la inculturación, el Purpurado explicó que la misión de enseñanza que los Obispos realizan en los territorios de misión “es verdadera inculturación del Evangelio: anunciáis y testimoniáis el misterio de Cristo, sabiendo que es el criterio fundamental de toda auténtica inculturación”.

La primera ley de toda inculturación es “hacer habitar el Evangelio en una determinada cultura”: es un proceso profundo que necesita tiempos justos, que a veces “nosotros juzgamos lentos o demasiado largos porque vivimos contagiados por la idolatría del eficientismo y de los resultados inmediatos, de la cultura de los resultados vistosos y en todas las maneras”, señaló.