Cuando los obispos de Estados Unidos se reúnan en Baltimore del 11 al 14 de noviembre, habrá algo así como un elefante en la habitación.
Esto se debe a que la asamblea anual de otoño de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) se llevará a cabo una semana después de que el contendiente republicano Donald Trump asegurara su regreso a la Casa Blanca, al derrotar rotundamente a la vicepresidenta demócrata Kamala Harris.
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Y, como resultado, algunas de las discusiones y elecciones de comités episcopales más políticamente adyacentes, incluidas las que involucran inmigración y aborto, probablemente se desarrollarán con los desafíos y oportunidades únicos de una presidencia de Trump claramente en mente.
La USCCB ya ha abordado la victoria de Trump, con el presidente de la conferencia, el arzobispo Timothy Broglio, felicitando al republicano en una declaración del 6 de noviembre que también enfatiza el compromiso no partidista de la Iglesia para promover el bien común y la necesidad de unidad y oración.
Pero si el pasado es el preludio, es casi seguro que los resultados de las elecciones se abordarán más a fondo en la asamblea de otoño, especialmente dada la probabilidad de un nuevo presidente de Estados Unidos envalentonado por un mandato de voto popular y un Congreso controlado, al menos parcialmente, por sus compañeros republicanos.
Por ejemplo, el arzobispo Broglio u otra figura de liderazgo podría hacer comentarios adicionales sobre los desafíos a los compromisos católicos planteados por Trump, quien hizo campaña con una controvertida promesa de deportación masiva de inmigrantes ilegales en el país.
El entonces presidente de la USCCB, el arzobispo José Gómez, hizo algo en este sentido durante la asamblea virtual de noviembre de 2020, cuando expresó su preocupación por tener un presidente católico como Joe Biden que, sin embargo, se desviaba de la enseñanza fundamental de la Iglesia sobre el aborto, el matrimonio y el género.
Y en 2016, el obispo Eusebio Elizondo, entonces a la cabeza del comité de inmigración de los obispos, enfatizó el compromiso del Episcopado con los migrantes y refugiados tras la elección de Trump para su primer mandato presidencial.
En ambos años, la USCCB también creó “grupos de trabajo” vinculados a sus preocupaciones con los respectivos vencedores presidenciales, algo que podría repetirse nuevamente este año.
El diálogo sobre la “dignidad humana”
Además, algunos de los temas previstos en la agenda de la asamblea de 2024 probablemente adoptarán una forma diferente con el populista conservador Trump, y no la globalista progresista Harris, en la Oficina Oval.
Kenneth Craycraft, teólogo moral del Seminario y Escuela de Teología Mount St. Mary's en Cincinnati, señala que la implementación planeada por los obispos de Dignitas Infinita, la reciente declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre la dignidad humana, podría aplicarse de manera que responda al momento político actual.
“Nada es más importante, especialmente después de las elecciones, que reafirmar la dignidad ontológica de cada persona, hecha a imagen y semejanza de Dios”, dijo Craycraft al National Catholic Register.
En particular, ahora que el populista católico JD Vance se prepara para convertirse en vicepresidente de Trump, Craycraft dice que “es el momento oportuno” para que los obispos estadounidenses pidan “políticas más sólidas a favor de la natalidad y de los niños”, como por ejemplo la gratuidad de los nacimientos, en su aplicación de Dignitas Infinita. El teólogo moral considera que este enfoque es coherente con una visión provida más positiva que la simple restricción del aborto.
Al mismo tiempo, con Trump (y Vance) en el cargo, Craycraft ve la necesidad de que los obispos reafirmen su compromiso con una reforma migratoria prudente y caritativa.
“Esta es una oportunidad para que los obispos equilibren la compasión por el inmigrante con el cuidado por el bien común de los Estados Unidos como nación receptora”, dijo.
También agregó que aunque la retórica de Vance sobre la inmigración, incluida la repetición de afirmaciones no probadas de que los inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, estaban comiendo mascotas, “ha sido pobre”, la presencia del católico converso en la administración de Trump puede dar a la USCCB la oportunidad de “emerger como una voz líder” en el tema.
La USCCB también tendrá que lidiar con la novedad de una administración republicana que efectivamente pro-choice. En el período previo a las elecciones de este año, Trump indicó que no apoyaría ningún intento de limitar el aborto a nivel federal, al tiempo que apoyó con todo su peso la FIV.
Vance también ha flaqueado en esta área, diciendo que apoya el acceso legal a la píldora abortiva, lo que ha llevado a algunos a preguntarse si los obispos volverían a hacer de la “coherencia eucarística” un punto focal, como lo hicieron cuando el proaborto Biden asumió el cargo.
Sobre el tema de la “teoría de género”, Charles Camosy, bioético de la Facultad de Medicina de la Universidad de Creighton, anticipa que los obispos preocupados por su aplicación en hospitales católicos y otras instituciones “pueden tener aún más confianza en mencionarla”, dado que la oposición enfocada de Trump en las llamadas “cirugías de afirmación de género” parece haber ayudado a su victoria electoral.
¿Impacto en la elección de comités?
Otra área en la que la victoria de Trump podría tener un impacto es en la elección de los presidentes de los comités de la USCCB, particularmente de aquellos comités que se ocupan de temas políticos y sociales.
Por ejemplo, las cualidades que los obispos pueden estar buscando cuando eligen a un nuevo jefe del comité de inmigración pueden ser diferentes ahora que Trump está a punto de asumir el cargo.
En esa elección participan el obispo Brendan Cahill, de Victoria, Texas, y el obispo Joseph Tyson, de Yakima, Washington. El obispo Tyson es actualmente miembro del comité de inmigración y ha promovido el ministerio a los trabajadores agrícolas migrantes en su diócesis, mientras que el obispo Cahill visitó la frontera entre Estados Unidos y México y es miembro de la conferencia episcopal estatal que ha rechazado las medidas enérgicas del gobierno de Texas contra la ayuda a los inmigrantes.
Otras selecciones de presidentes de comités que pueden verse afectadas de manera similar por una inminente presidencia de Trump incluyen la elección para el jefe del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano, que incluye al arzobispo Shelton Fabre de Louisville, Kentucky, y al obispo Kevin Sweeney de Paterson, Nueva Jersey, así como la elección del próximo presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud, una elección entre el obispo Edward Burns de Dallas y el obispo James Conley de Lincoln, Nebraska.
La USCCB también verificó que, de acuerdo con sus estatutos, candidatos alternativos para presidencias también podrían ser nominados antes o durante la reunión, si reciben una nominación y son apoyados por cinco obispos participantes adicionales.
Prioridades cambiantes
Michael Heinlein, biógrafo del fallecido Cardenal Francis George de Chicago, señaló que si bien la elección de Trump puede “cambiar el enfoque o las prioridades” de la USCCB, tal respuesta a un presidente entrante no es fuera de lo común.
“Los obispos encontrarán puntos de convergencia y divergencia con una segunda administración de Trump, como lo han hecho con la de Biden o cualquier otra, porque la fe no se define por ninguno de los lados de la división política, sino por lo que es verdad”, dijo.
Los asuntos políticos no serán el único tema de debate en Baltimore la semana que viene. La USCCB también elegirá un nuevo tesorero y aprobará su presupuesto para 2025; debatirá la implementación de la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la creación y un nuevo ministerio instituido para los catequistas; y evaluará las causas de canonización de dos mujeres estadounidenses.
Stephen White, director ejecutivo de The Catholic Project, una iniciativa de la Universidad Católica de América que fomenta la colaboración entre clérigos y laicos, describió la agenda general de la asamblea de otoño como menos “llamativa” desde una perspectiva noticiosa y más centrada en los asuntos ordinarios de la USCCB.
Pero él también prestará mucha atención a cualquier indicio de qué dirección tomará el compromiso político de los obispos tras las primeras elecciones generales de Estados Unidos desde la anulación de Roe v. Wade en 2022.
“Será interesante ver qué deciden decir, si es que deciden decir algo, individual o colectivamente, sobre el estado de nuestra política”, dijo White.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.