Antes de la noche de las elecciones en Estados Unidos, cuando las medidas a favor del aborto fueron derrotadas en tres estados pero aprobadas en otros siete, un par de titulares preocupantes echaron más leña al fuego del debate sobre el aborto.
“Dijo que había tenido un aborto espontáneo y luego la arrestaron por una ley sobre el aborto”, se lee en uno de ellos. Otro anunciaba: “Una mujer murió después de que le dijeran, en un hospital en Texas, que sería un 'crimen' intervenir en su aborto espontáneo”.
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Como informó el Register el 21 de octubre, la cobertura de los medios y los anuncios de campañas a favor del aborto en los últimos meses han alimentado una narrativa engañosa de que las leyes provida en estados como Georgia y Texas prohíben a los médicos brindar atención médica a mujeres que experimentan un aborto espontáneo, un embarazo ectópico u alguna otra emergencia relacionada con el embarazo.
Sin embargo, siguen apareciendo nuevos informes de casos adicionales que supuestamente respaldan estas afirmaciones: el más reciente en un artículo de casi 6.000 palabras publicado por The Washington Post, que detalla la historia de una mujer de Nevada acusada de homicidio, y otro informe sobre un caso de Texas publicado por ProPublica .
¿Tienen alguna validez estos informes o se están utilizando para presentar una imagen incompleta de lo que está sucediendo? El National Catholic Register habló recientemente con dos médicos para entender mejor el contexto amplio de estos casos.
Acusada según la ley 1911
El caso de Nevada involucra a una mujer de 26 años de nombre Patience Frazier, quien fue acusada de homicidio en 2018 después de admitir haber tomado sustancias para poner fin a su embarazo después del límite del estado de 24 semanas para abortar. Las autoridades encontraron los restos de su hijo pequeño, a quien llamó Abel, quien fue enterrado en su casa.
Frazier no quería llevar a término su embarazo pero no buscó un aborto. Ella indicó que eso fue así porque no tenía auto y por eso no podía llegar a una clínica.
Según refiere The Washington Post, la mujer sí admitió haber intentado provocar la muerte de su hijo consumiendo una gran cantidad de canela, porque había oído que esto podía provocar un aborto, aunque las investigaciones no confirman este dato. Por otro lado, un laboratorio de toxicología encontró restos de marihuana y metanfetamina en los restos de Abel.
Frazier comentó que sintió fuertes calambres y que el bebé salió sin respirar. Dijo que lo acunó y lloró, y luego lo enterró. La niñera había informado que el vientre de Frazier pasó de estar muy grande por el embarazo a estar plano, sospechando que había hecho algo para terminar con su embarazo. Además mostró una captura de pantalla de la publicación de Facebook de Frazier en la que se disculpaba con su hijo. "He estado conteniéndolo para ocultarlo, pero ya no puedo más", había escrito Frazier. "Lo siento mucho, Abel. Lo siento, soy una persona horrible".
La orden de allanamiento indicaba que había “circunstancias sospechosas relacionadas con un posible nacimiento no declarado, muerte y entierro clandestino de un bebé”.
La ley de aborto de Nevada entonces, adoptada mientras Roe v. Wade todavía estaba vigente –y que sigue vigente hoy– permite el aborto hasta las 24 semanas, una etapa en la que un bebé podría sobrevivir fuera del útero, con atención médica inmediata.
Aunque la ley estatal del aborto no permite procesar a las mujeres que quieren abortar después de las 24 semanas, las autoridades acusaron a Frazier por la ley estatal 1911 que prohíbe “tomar cualquier droga, medicina o sustancia, o cualquier instrumento u otro medio” para abortar después de las 24 semanas, lo que puede resultar en un cargo de homicidio culposo, que tiene una pena de hasta 10 años de prisión. Su propia madre testificó ante el tribunal que su hija estaba tomando drogas y otras sustancias tóxicas, tratando de terminar el embarazo, algo que Frazier negó.
Al principio Frazier fue declarada culpable de homicidio, pero dos años después de cumplir una condena de entre 30 meses y ocho años de cárcel, se revocó el veredicto. Fue puesta en libertad, aunque el caso sigue abierto. Desde entonces, Frazier se mudó a Dakota del Sur y dio a luz a otro hijo, pese a que sus amigos la animaron a abortar.
El artículo de The Washington Post también cuenta la trágica vida de abusos de Frazier, que comenzaron cuando era niña hasta su arresto, cuando vivía con un drogadicto 20 años mayor que ella. La mujer temía que la echara de su casa por el embarazo.
La Dra. Ingrid Skop, vicepresidenta y directora de asuntos médicos del Instituto Lozier, con 30 años de experiencia como gineco-obstetra en San Antonio, Texas, dijo que la historia de Frazier es desgarradora, una historia de abuso por parte de hombres, abuso a ella misma y luego abuso de su bebé, lo que suscitó su muerte.
“Decimos que no es apropiado dañar la vida de un bebé fuera del útero, pero permitimos terminar con la vida de un bebé a la misma edad en el útero”, indició sobre las leyes del aborto.
“Es trágico que ella no supiera que había centros de embarazo que la habrían acompañado y ayudado y tantas parejas que habrían estado encantadas de adoptar a su bebé. La mayoría de las adopciones están abiertas en estos días. Ella podría haber tenido una relación con su hijo. Hay muchas otras formas en que se podría haber resuelto”.
Skop también señaló que la respuesta a los embarazos en crisis es inadecuada, ya que sólo se promueve el aborto. “Un aborto no resuelve su situación de calle ni la ayuda con los hijos que ya tiene”, advirtió. “No la ayuda en nada; sólo termina con la vida de su bebé. Tengo la esperanza de que podamos comenzar a trabajar duro para brindar ayuda real a las mujeres”.
La doctora señaló además que, en su estado, Texas, se han asignado 70 millones de dólares a organizaciones que apoyan a las mujeres y trabajan para abordar los problemas que las llevan a poner fin a la vida de sus hijos no nacidos.
Skop también enfatizó que el hijo de Frazier estaba en una etapa avanzada de desarrollo gestacional. “El bebé que encontraron enterrado en su jardín tenía entre 28 y 32 semanas de gestación”, precisó. “No se trata de un aborto espontáneo. A esa edad, un bebé tiene posibilidades de sobrevivir”.
Cuestionando la atención de un hospital
El artículo de ProPublica sostiene que la Ley de Latidos del Corazón de Texas, una ley de 2021 que prohíbe el aborto después de las seis semanas de embarazo y permite a los ciudadanos demandar a cualquiera que realice o ayude a un aborto ilegal, es la culpable de la muerte de Josseli Barnica, de 28 años, quien murió a causa de una infección después de acudir a un hospital de Texas en busca de atención médica de emergencia durante un aborto espontáneo.
Los médicos demoraron el tratamiento porque dijeron que la ley de aborto del estado les prohibía actuar hasta que los latidos del corazón del feto se detuvieran, según señala el informe.
Barnica realmente quería tener a su segundo hijo, pero el 3 de septiembre de 2021, cuando llegó al hospital, estaba sufriendo un aborto espontáneo a las 17 semanas. En ese momento, la Corte Suprema aún no había revocado el fallo Roe v. Wade; y la prohibición del aborto en Texas acababa de entrar en vigor, lo que exigía a los médicos que confirmaran la ausencia de latidos cardíacos fetales antes de intervenir, a menos que hubiera una "emergencia médica".
En septiembre, tras recibir instrucciones de la Corte Suprema del estado, la Junta Médica de Texas publicó una guía en la que se indicaba a los médicos que no era necesario que una emergencia fuera "inminente" para justificar una intervención.
En el caso de Barnica, una ecografía confirmó que la cabeza del bebé estaba en el cuello uterino abierto y que tenía poco líquido amniótico. Durante 40 horas, su útero permaneció expuesto a bacterias. Tres días después del parto, Barnica murió de una infección.
La Dra. Kathleen Raviele, obstetra y ginecóloga con 44 años de experiencia en Atlanta y expresidenta de la Asociación Médica Católica, dijo al Register que está de acuerdo con los más de una docena de médicos expertos consultados por ProPublica: durante el tratamiento en tales circunstancias se debería acelerar el parto o vaciar el útero para prevenir la infección. La ley de Texas no prohíbe ese tratamiento, resaltó.
“La mujer tenía un cérvix incompetente [n.d.r. cuando el cuello uterino comienza a suavizarse demasiado temprano en el embarazo. Esto puede provocar un aborto espontáneo o un nacimiento prematuro]”, explicó Raviele.
“Cualquier pérdida del embarazo antes de las 20 semanas se considera un aborto espontáneo. La causa de la muerte de la mujer fue una mala atención obstétrica. Si una mujer corre riesgo de contraer una infección, debe controlar sus análisis y realizar cultivos”.
Lo que ocurrió en cambio fue que, ocho horas después de que Barnica diera a luz al bebé el 5 de septiembre, la mandaron a su casa con un sangrado intenso, pero le dijeron que era algo esperable. La tarde del 7 de septiembre, el esposo de Barnica la llevó rápidamente al hospital, pero ya era demasiado tarde: murió de sepsis, una grave respuesta inmune a una infección.
“El tratamiento que recibió fue deficiente”, enfatizó Raviele. “En esas circunstancias, se le debería haber administrado oxitocina y deberían haber roto las membranas para inducir el parto”.
Raviele comentó que, en algunos casos de cérvix incompetente, el reposo en cama y posiblemente la colocación de una sutura para cerrar el cérvix pueden ayudar a una mujer a continuar con su embarazo. “Pero si llegó con un cérvix dilatado de 5 o 6 centímetros, habría sido inevitable que perdiera el bebé”, comentó la médico. Según el artículo de ProPublica, Barnica tenía una dilatación de 8,9 centímetros..
“Se puede inducir el parto para tratar a la mujer si no existe un tratamiento adecuado para mantener con vida a la madre y al bebé”, explicó Raviele.
Los médicos que atendieron a Barnica en el HCA Houston Healthcare Northwest no respondieron a las múltiples solicitudes de comentarios de ProPublica sobre el caso. En una declaración al medio de comunicación, HCA Healthcare sí dijo que “nuestra responsabilidad es cumplir con las leyes y regulaciones estatales y federales aplicables” y que los médicos ejercen su criterio independiente.
Alimentando los miedos
Tanto Raviele como Skop dijeron al Register que creen que los casos de estas dos mujeres están siendo distorsionados para alimentar una narrativa alarmista que ha sido fuertemente promovida en los medios, desde que se revocó Roe v. Wade .
“Los medios de comunicación empezaron a decir mentiras descaradas”, acusó Skop. “La ley establece que los médicos tienen derecho a un juicio razonable y que todos los estados pueden realizar un aborto para proteger la vida de una madre. Pero los activistas abortistas dicen que ahora los médicos no saben cómo tratar a las mujeres embarazadas”.
“Cuando se rompe la bolsa de agua, todos los médicos saben que el peligro de infección es alto si la mujer sigue embarazada y que la probabilidad de que el bebé sobreviva es baja. Pueden inducir el parto de inmediato y el bebé morirá antes de ser viable. Esto pondrá fin al embarazo, pero seguirá mostrando respeto por el bebé. Pero todavía tienen la opción de D&E [dilatación y evacuación]. Algunas mujeres quieren tener la oportunidad de intentar que el no nacido sobreviva. Si está cerca de las 22 semanas, tal vez el bebé tenga una oportunidad”.
El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología apoya opciones razonables, añadió Skop, pero parece que los colegios profesionales que quieren que las leyes fracasen, con la esperanza de que el público se vuelva contra estas, han permanecido en silencio en lugar de informar adecuadamente e incluso han generado confusión.
“Muchos de los artículos que leemos ahora sobre mujeres que han muerto por no haber recibido tratamiento son de las mismas personas y organizaciones que culpan a las leyes”, dijo Skop.
“Pero no fueron las leyes. Ningún médico que haya practicado un aborto para salvar la vida de una madre ha sido acusado de nada. Sin embargo y al parecer, algunas mujeres están muriendo a causa de este engaño en nuestro país. Me sorprende que ninguno de mis colegas haya recibido educación sobre este tema”.
Skop explicó que, cuando una nueva ley afecta la práctica de la medicina, los colegios médicos profesionales se han comunicado para asegurarse de que los médicos entendieran la ley, como en el caso de la HIPAA [n.d.r. Ley de Transferencia y Responsabilidad de Seguro Médico] y en relación con la prescripción de opiáceos.
“Ningún médico quiere correr el riesgo de perder su licencia o terminar con un delito grave”, dijo. “Es comprensible por qué estarían preocupados, pero nuestras sociedades profesionales no explicaron la ley”.
Skop se refirió así a la Ley de Protección de la Vida Humana, que la Corte Suprema de Texas confirmó por unanimidad el pasado 31 de mayo, que permite a un médico realizar un aborto cuando ejerce un juicio médico razonable, cuando la mujer embarazada tiene una condición física que amenaza su vida o existe un riesgo para la vida o discapacidad física grave, a menos que se realice un aborto.
Skop explicó: “La Corte Suprema declaró que no se requería certeza para tratar a una mujer, por lo que los médicos no tienen que retrasar el tratamiento hasta que una mujer esté enferma y muriendo”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.