“Mis padres siempre han sido muy firmes en su fe católica”, afirmó uno de los hijos de la familia Jiménez, originaria de México y dueña de Carnicerías Jiménez en Chicago (Estados Unidos), que fue galardonada con el Iskali Inspired Award, un premio que honra a aquellos cuya vida y trabajo, guiados por su fe, sirven como ejemplo para los jóvenes.

“Este legado puede inspirar a las nuevas generaciones a ver el liderazgo como un llamado a servir, mostrándoles que ellos también pueden crear cambios significativos dentro de sus comunidades”, compartió con ACI Prensa Vicente Del Real, fundador y director de Iskali, apostolado dedicado a formar jóvenes latinos comprometidos con su fe.

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Este premio fue otorgado durante la Gala Celebrando la Juventud, celebrada el sábado 2 de noviembre en el Midwest Conference Center de Northlake, Illinois, un evento anual organizado por Iskali.

De acuerdo a Vicente, la familia Jiménez “personifica la resiliencia, la fe y un profundo compromiso con el servicio, todas cualidades que la hacen merecedora de este galardón”.

Un legado de esfuerzo y sacrificio

La familia Jiménez comenzó su historia en Chicago en 1975, cuando José Jiménez y su esposa Lupe abrieron una frutería en la esquina de 26 y Pulaski. Desde ese primer negocio, lograron expandirse hasta convertir su emprendimiento en Carnicerías Jiménez, una cadena de tiendas que provee productos frescos a la comunidad.

Pero los Jiménez no sólo ofrecen productos de calidad en sus ocho tiendas de comestibles, sino que también se volvieron una referencia para la comunidad latina, el grupo demográfico de mayor crecimiento en el estado de Illinois. 

Según el Informe del Mercado Hispano 2023 de Claritas, organización especializada en marketing, más de 67 millones de personas en Estados Unidos son hispanas, lo que representa el 20% de la población total. Además, los hispanos lideran como el grupo multicultural más grande en el país, con un crecimiento del 90,25% desde el año 2000 hasta 2024.

Vicente asegura que la historia de los Jiménez, desde sus humildes comienzos, es un testimonio del “poder del trabajo duro, los valores familiares y un compromiso inquebrantable con la retribución” a su comunidad.

José, director y fundador de Carnicerías Jiménez, recordó su llegada a los Estados Unidos. “Yo vengo de una familia muy grande en México; teníamos un rancho. Por una enfermedad de mi papá, nos quedamos sin él. Nos mudamos a la ciudad de Aguascalientes y, después de dos años, me vine al estado de Texas, y luego a Chicago”, relató.

Al principio, se dedicó a trabajar en una fábrica y en supermercados, pero pronto descubrió su pasión por el negocio. “Duré los primeros cinco años sin saber lo que era un día de descanso, trabajando entre 120 y 140 horas a la semana”, comentó.

Luz Maribel Jiménez, hija de José y directora de Recursos Humanos de la cadena, recordó la dedicación de su padre: “Mi papá se levantaba a las 2 de la mañana y se iba a dormir a las 10 de la noche. Era trabajo constante todo el tiempo”.

Un legado de fe que trasciende generaciones

La fe ha sido una piedra angular en la vida de los Jiménez, y es un valor que han transmitido a sus hijos y empleados.

Cuando el patriarca de la familia era niño y vivía en México, acompañaba a su madre cada semana a rezar ante una imagen de San Martín de Porres, santo dominico peruano. Esta devoción se mantuvo con el tiempo y, cuando se mudó a Chicago, solía rezar ante la imagen del santo en la iglesia de San Pío en Ashland Avenue, para pedir su intercesión.

Al abrir su tienda Carnicerías Jiménez en Fullerton Avenue, temía perder este hábito de oración debido a la distancia y a la falta de iglesias cercanas dedicadas a San Martín. Para preservar la devoción, decidió construir una capilla privada en la tienda, creando un espacio para él y su equipo para rezar a San Martín, la Virgen de Guadalupe y San Judas Tadeo.

José Jiménez III, otro de los hijos de la familia, compartió cómo los principios católicos han influido en la forma de hacer negocios. “Mis padres siempre han sido muy firmes en su fe católica. Mucha ética, muchos valores detrás, y han llevado esos principios al negocio. He visto la manera en que se comportan y hacen lo mismo aquí con nosotros, tratando de que sigamos sus pasos”, dijo con orgullo.

Según Vicente Del Real, la fe de la familia Jiménez “ha sido una fuerza orientadora en su enfoque de las relaciones comerciales y comunitarias”.

“Su creencia en los valores de la compasión, el respeto y la generosidad se refleja en el entorno de apoyo que brindan a sus empleados y su participación activa en las iniciativas comunitarias. La fe, sin duda, ha moldeado su ética empresarial, alentándolos a ver su empresa no sólo como un medio de vida sino como una plataforma para elevar y servir”, sostuvo.

El impacto humano en el trabajo y en la comunidad

El ambiente en Carnicerías Jiménez no sólo es profesional, sino profundamente familiar. Bernardino López, uno de los trabajadores, compartió cómo la fe y la calidez humana de los Jiménez impactan en los trabajadores cada día. “Al llegar, tenemos un ambiente familiar, más que nada. Recibimos unas primeras palabras del señor Jiménez, y lo primero que dice es: ‘Señores encargados, que Dios los bendiga’. Y a partir de allí empieza nuestro día, y quiero compartir que eso es algo muy familiar”.

José III destacó, además, que cuando sus padres empezaron este negocio, “no fue para hacerse ricos, sino para enriquecer a la comunidad y a la próxima generación”. “Se trata más de dar que de recibir. Se trata de entrar en una comunidad y no ver qué puede darnos, sino qué podemos brindar nosotros a la comunidad para que ellos puedan crecer”, aseguró.

El compromiso comunitario de los Jiménez, explica José, se ve reflejado en la participación de la cadena en toda clase de eventos comunitarios: “Hemos ayudado mucho a la comunidad, y la comunidad lo ha visto”. Esta labor incluye patrocinar equipos deportivos y programas juveniles.

“Participamos en muchos eventos comunitarios, patrocinamos diferentes organizaciones, equipos de béisbol, fútbol, y trabajamos con la generación más joven, porque ellos son nuestro futuro”, añadió Maribel.

Vicente cerró la entrevista asegurando que Chicago es un lugar mejor gracias a la familia Jiménez.  

“Sus contribuciones van mucho más allá de dirigir un negocio exitoso; han creado espacios de pertenencia y apoyo para la comunidad latina. A lo largo de los años, han ayudado a vecindarios locales de Chicago a comprometerse a apoyar a organizaciones locales, iglesias y escuelas en cada vecindario donde se encuentran sus tiendas”, concluyó.