El robot Optimus puede caminar, pero sólo en Jesús podemos seguir el camino angosto hacia nuestro verdadero hogar.
Tesla ha lanzado el prototipo de Optimus (también conocido como Tesla Bot). Según su sitio web es “un robot humanoide autónomo, bípedo y de uso general, capaz de realizar tareas inseguras, repetitivas o aburridas”.
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Podrá recoger el correo, lavar los platos, doblar la ropa y realizar un sinfín de tareas más. En otros vídeos y materiales promocionales se habla de Optimus como un "amigo" y como un robot que completa quehaceres.
“Básicamente, hará todo lo que quieras”, destacó el director ejecutivo de Tesla y dueño de la red social X, Elon Musk. “Puede ser un maestro, puede cuidar a tus hijos, pasear a tu perro, cortar el césped, hacer la compra, ser tu amigo y servir bebidas. Todo lo que se te ocurra, lo hará y será increíble”, explicó.
— Elon Musk (@elonmusk) October 11, 2024
Este “amigo” costará entre 20.000 y 30.000 dólares y estará disponible en los próximos años. Su reciente fiesta de lanzamiento ha generado muchas reacciones en las redes sociales. Muchas personas están sorprendidas por lo que puede hacer y están interesadas en comprar el robot.
Como muchos de los avances recientes en inteligencia artificial, la idea es que no tienes que perder el tiempo haciendo cosas que ya no quieres hacer.
Pareciera que cada mes aparecen nuevos avances tecnológicos que hacen que la realidad virtual de las películas sea cada vez más real. Parece que la tecnología no tiene fronteras y que los avances serán infinitos. El “humanoide” de Tesla, como se le ha llamado, es una oportunidad para reflexionar sobre lo que estos avances significan para la persona humana, junto con la pregunta: ¿Qué significa ser humano?
La tecnología no es mala en sí misma, pero hay precauciones claras que debemos tomar para preservar la dignidad humana y recordar la verdad sobre la naturaleza del hombre. Un lugar perfecto para comenzar es la última encíclica del Papa Francisco, Dilexit Nos (Nos amó: sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo”).
Es un testimonio profundo de la centralidad de la Persona de Jesucristo en la vida de cada cristiano y también proporciona contenido relevante para el debate sobre tecnologías recientes como Optimus.
El Papa Francisco comenta el contexto de nuestro tiempo señalando: “Nos encontramos inmersos en sociedades de consumidores en serie que viven al día, dominados por el ritmo frenético y bombardeados por la tecnología, faltos de la paciencia necesaria para involucrarse en los procesos que una vida interior por su misma naturaleza requiere”.
El rápido crecimiento de la tecnología es un hecho objetivo. Es una oportunidad para ser humildes respecto de lo que podemos comprender, pero también una oportunidad para proclamar con orgullo que no se nos mide por lo que podemos lograr de manera eficiente. Nuestro valor proviene de nuestra identidad como hijos e hijas del Padre. Ninguna máquina ni tecnología tiene esa identidad.
Si bien hay tareas en las que la tecnología puede ayudarnos, las tareas pequeñas a menudo purifican el corazón humano y nos unen a los demás. El sacrificio que hacen los padres para hacer las pequeñas cosas de la casa por amor a sus hijos es algo que no se puede medir.
Lavar la ropa, lavar los platos y preparar los almuerzos son pequeñas formas en las que los padres demuestran que elegirían actuar por sus hijos en lugar de por su propia comodidad y deseos. Su amor sacrificial motiva el movimiento de sus corazones.
El Papa Francisco hace referencia a esto en su encíclica:
“En esta era de la inteligencia artificial, no podemos olvidar que la poesía y el amor son necesarios para salvar nuestra humanidad. Ningún algoritmo podrá jamás capturar, por ejemplo, la nostalgia que todos sentimos, sea cual sea nuestra edad y vivamos donde vivamos, cuando recordamos cómo utilizamos por primera vez un tenedor para sellar los bordes de las tartas que ayudábamos a nuestras madres o abuelas a hacer en casa”.
A continuación, ofrece varios ejemplos de recuerdos que cautivan nuestras almas. Estas experiencias definen profundamente el corazón humano y muestran la necesidad de aferrarnos a nuestra humanidad en lugar de a la tecnología.
Ningún avance puede reemplazar el momento en que un hombre le propone matrimonio a su novia o una mujer da a luz a su hija. Ninguna tecnología puede reemplazar la emoción cruda que implica perder a un ser querido o experimentar el dolor de ver sufrir a un familiar.
"Todo esto”, escribe Francisco, “permanece como un recuerdo precioso guardado en lo profundo de nuestro corazón”.
Es el corazón lo que debemos recuperar en nuestros tiempos, porque el verdadero amigo que todos necesitamos no es un robot, sino Jesucristo. Él es quien revela el verdadero significado del corazón humano a cada uno de nosotros.
Él nos muestra el valor de hacer las pequeñas cosas con gran amor. Él es quien demuestra que valemos la misma vida de Dios: ese es el meollo del asunto.
Nota del editor: Este artículo es una traducción de una publicación en el blog de Thomas Griffin, autor de Let Us Begin: Saint Francis’s Way of Becoming Like Christ and Renewing the World (Comencemos: El camino de San Francisco para asemejarse a Cristo y renovar el mundo) y presidente del departamento de religión en una escuela secundaria católica en Long Island (Estados Unidos). Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a su autor.