En la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco recordó que “Dios es más grande que nuestro pecado” y nos perdona siempre. Por ello, a quienes tienen miedo por las cosas que han hecho, no encuentran la paz o temen ser reprendidos por Dios, les aconsejó ponerse en oración y llamar al Espíritu Santo.
“Ponte en oración, llama al Espíritu Santo y Él te enseñará cómo pedir perdón. Y, ¿sabéis una cosa?, que Dios no sabe mucha gramática, y cuando nosotros pedimos perdón, no nos deja terminar. Nos perdona antes, nos perdona siempre, está siempre a nuestro lado para perdonarnos, antes de que nosotros terminemos la palabra perdón. Decimos ‘per’ y el Padre nos perdona siempre”, afirmó.
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Al dirigirse a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Pontífice subrayó que el Espíritu Santo se revela como “paráclito”, es decir, “no nos acusa ante el Padre, sino que nos defiende. Sí, nos convence del hecho de ser pecadores, pero lo hace para hacernos experimentar la alegría de la misericordia del Padre, no para destruirnos con estériles sentimientos de culpa”.
Rezar como hijos de Dios y no como esclavos
El Santo Padre dedicó su catequesis a reflexionar sobre la acción santificadora del Espíritu Santo, que es “al mismo tiempo sujeto y objeto de la oración cristiana”. Es decir, “Él es el que da la oración y Él es el que se nos da por la oración”.
“Nosotros oramos para recibir al Espíritu Santo —continuó— y recibimos al Espíritu Santo para que verdaderamente podamos orar, es decir, como hijos de Dios, no como esclavos”. También puntualizó que el Padre, siempre que se lo pidamos, “nos dará el Espíritu a nosotros”, algo que “nos debe dar valentía para seguir adelante”.
En este sentido, subrayó que “se debe rezar siempre con libertad” y no por obligación, pensando que si no se hace “iré al infierno”.
“Tú rezas cuando el Espíritu te ayuda a rezar, rezas cuando sientes en el corazón la necesidad de rezar. Y cuando no sientes nada, detente y pregúntate: ¿Por qué no siento la voluntad de rezar? ¿Qué sucede en mi vida? Siempre va la espontaneidad en la oración, es lo que nos ayuda más. Esto significa rezar como hijos, no como esclavos”.
Puntualizó además que el “único poder” que tenemos sobre el Espíritu Santo es el poder de la oración: “Él no se resiste a la oración. Rezamos y viene”.
Rezar no es hablar por teléfono con Dios, dice el Papa
“Pero también existe otro aspecto, que es el más importante y alentador para nosotros: el Espíritu Santo es el que nos da la verdadera oración”. En concreto, el Santo Padre afirmó que “no sabemos rezar” y que por ello “debemos aprender cada día”.
La razón de esta debilidad en nuestra oración, explicó el Pontífice, se expresaba en el pasado con una sola palabra, utilizada de tres formas distintas: como adjetivo, como sustantivo y como adverbio.
“Es fácil de recordar, incluso para los que no saben latín, y merece la pena tenerla presente, porque ella sola encierra todo un tratado. Nosotros, los seres humanos, decía aquel dicho, “mali, mala, male petimus”, que significa: siendo malos (mali), pedimos las cosas equivocadas (mala) y de la manera equivocada (male)”.
A continuación, reiteró que el Espíritu Santo viene “en auxilio de nuestra debilidad, pero hace algo mucho más importante aún: nos atestigua que somos hijos de Dios y pone en nuestros labios el grito: ‘¡Padre!’”.
“Nosotros no podemos decir ‘¡Padre¡’, sin la fuerza del Espíritu Santo. La oración cristiana no es el ser humano que habla con Dios al otro lado del teléfono, no, ¡es Dios que reza en nosotros! Rezamos a Dios a través de Dios. Rezar es meterse dentro de Dios y que Dios entre dentro de nosotros”.
“Rezad con el corazón, no con los labios, no hagáis como papagayos”
Asimismo, indicó que “el Espíritu Santo intercede por nosotros, pero también nos enseña a interceder, a su vez, por nuestros hermanos y hermanas”.
“Esta oración es particularmente agradable a Dios porque es la más gratuita y desinteresada. Cuando cada uno reza por todos los demás, sucede que todos los demás rezan por cada uno y la oración se multiplica. La oración es así”, expresó.
Por último, especialmente de cara al próximo Jubileo, el Papa Francisco invitó a los fieles a rezar con el corazón: “Rezad con el corazón, no con los labios, no hagáis como papagayos. Que el Espíritu pueda ayudarnos con la oración que tanto necesitamos”, concluyó.