En la reunión que sostuvo con los obispos estadounidense de Penssylvania y Filadelfia que terminaron su visita ad limina, el Papa Juan Pablo II reflexionó sobre el ejercicio del gobierno pastoral y aseguró que el testimonio de los pastores es fundamental para la santidad de todos los miembros de la Iglesia.
“El Obispo es sobre todo un testigo, un maestro y un modelo de santidad, así como un prudente administrador de los bienes de la Iglesia”, señaló el Papa y recordó que la historia ha demostrado ampliamente que el firme “ejercicio de la autoridad apostólica, particularmente en los momentos de crisis, ha permitido a la Iglesia preservar su integridad, independencia y fidelidad al Evangelio frente a amenazas internas y externas”.
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Según el Papa, el gobierno pastoral debe siempre fundamentarse “en la autoridad moral de una vida conformada por su participación en la misión y consagración de Cristo. Esto nos demanda un estilo pastoral inspirado en el ejemplo de Cristo, el Buen Pastor, y dirigido a conseguir la santidad, comunión y misión en la comunidad eclesial”.
Como una forma de servicio al Cuerpo de Cristo, la autoridad apostólica “solo puede inspirarse y modelarse en el amor de Dios que se sacrifica a sí mismo y se presenta ante nosotros como siervo”, indicó.
Además, señaló que “los obispos necesitan ser estimados como sucesores de los apóstoles no solo en autoridad y poder sagrado, sino por su vida y testimonio apostólico”.