El proceso para la posible beatificación del P. Pedro Arrupe, destacado líder jesuita y mentor del Papa Francisco, alcanzará un hito importante este 14 de noviembre en Roma, cuando el tribunal diocesano cierre la fase inicial de investigación.
Concluida esta etapa, el Vaticano podría iniciar la evaluación de los resultados, un paso más en el camino hacia su reconocimiento oficial como “venerable” y, eventualmente, su beatificación si se confirma un milagro atribuido a su intercesión.
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El tribunal diocesano concluirá su investigación sobre la vida, virtudes y santidad del P. Arrupe con una ceremonia el 14 de noviembre en el Palacio de Letrán en Roma, dijo el Vaticano el miércoles.
El Cardenal electo Baldassare Reina, vicario general de la Diócesis de Roma, presidirá la ceremonia. Estarán presentes los miembros del tribunal.
La ceremonia tendrá lugar en el que habría sido el cumpleaños número 117 del P. Arrupe.
Una vez concluida la fase diocesana, las conclusiones del tribunal pueden ser consideradas por el Dicasterio para las Causas de los Santos. Después de revisar los hallazgos, el dicasterio estudiará la posibilidad de declarar al P. Arrupe “venerable”, un título que el Papa puede otorgarle si se determina que vivió una vida santa y virtuosa.
Si el P. Arrupe es declarado “venerable”, el siguiente paso sería la beatificación, que le otorgaría el título de “beato”. Esto requiere que al menos un milagro sea atribuido a su intercesión. Para la canonización y que sea proclamado “santo”, se debe confirmar un segundo milagro.
Justicia social
El Siervo de Dios P. Pedro Arrupe Gondra SJ fue el 28º superior general de la Compañía de Jesús —orden también conocida como Jesuitas— desde 1965 hasta 1983. En la década de 1970, enfatizó la justicia social como uno de los principales puntos focales del trabajo apostólico jesuita, un cambio que fue adoptado por algunos y protestado por otros en ese momento.
El Papa Francisco, quien fue ordenado sacerdote jesuita en 1969, abrazó el enfoque en la justicia social bajo el liderazgo del P. Arrupe, quien fue descrito como “una especie de modelo para el Papa Francisco” por el biógrafo papal Austen Ivereigh.
Ivereigh dijo que el entonces P. Bergoglio “tenía una relación muy buena y cercana, y Bergoglio lo veía como un padre espiritual. Lo admiraba enormemente y se inspiraba en él”.
En 1973, el P. Arrupe nombró al P. Bergoglio provincial jesuita de Argentina. El Papa Francisco ha hablado de su admiración por el P. Arrupe. El mes pasado, les dijo a los Jesuitas en Singapur que deberían “afrontar siempre los retos que nos plantea la sociedad con espíritu de oración siguiendo el modelo del Padre Pedro Arrupe”, según Vatican News.
El P. Arrupe nació en el País Vasco (España) en 1907 e ingresó en el noviciado jesuita en 1927, tras cursar estudios de Medicina en Madrid. Después de su formación, la orden lo envió a Japón para trabajar como misionero. Se convirtió en maestro de novicios en 1942, mientras estaba en Japón.
Su trabajo misionero en Japón coincidió con la Segunda Guerra Mundial. Cuando Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre Hiroshima en 1945, el P. Arrupe vivía cerca de la ciudad. El arma devastó la ciudad, matando a más de 100.000 personas e hiriendo a decenas de miles más.
Para ayudar a la población, el P. Arrupe ayudó a transformar el noviciado en un hospital de campaña y utilizó su formación médica para ayudar a las personas heridas.
El P. Arrupe se convirtió en superior general de la Compañía de Jesús en 1965, y supervisó a los Jesuitas durante las reformas del Concilio Vaticano II, que concluyó en diciembre de ese mismo año.
En la 32ª congregación general de los Jesuitas de 1974-1975, respaldó una serie de decretos que reformaron a los Jesuitas, uno de los cuales se centró en la promoción de la justicia social y se tituló Nuestra misión hoy: Servicio de la fe y promoción de la justicia.
En 1980, fundó el Servicio Jesuita a Refugiados, que sigue prestando servicios a los refugiados.
El liderazgo del P. Arrupe no estuvo exento de controversias. En 1973, el Papa Pablo VI le advirtió sobre la experimentación en los Jesuitas. En 1979, el Papa Juan Pablo II afirmó que el liderazgo de los Jesuitas estaba “causando confusión entre el pueblo cristiano y ansiedad en la Iglesia y también personalmente en el Papa”.
El Papa criticó específicamente las “tendencias secularizadoras” y la “heterodoxia doctrinal” dentro de los Jesuitas. Posteriormente, el P. Arrupe reprendió a algunos de los sacerdotes sobre los que Juan Pablo II tenía preocupaciones.
El P. Arrupe sufrió un ataque al corazón en el verano de 1981 y finalmente renunció a su cargo de superior general en 1983, después de desarrollar parálisis y pérdida del habla debido al ataque al corazón. Murió en 1991.
La causa de canonización del P. Arrupe comenzó en febrero de 2019.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.