“El purgatorio no es un invento de los teólogos”, asegura Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba (España), en su última columna semanal, titulada “Santos y difuntos, el más allá”.

“El Purgatorio no es un invento de los teólogos. El Purgatorio es la expresión última de la misericordia de Dios con nosotros, que nos hace evidente y palpable su amor y genera en nosotros por contraste el dolor precioso de la contrición”, resaltó el prelado en el texto publicado en el sitio web de la diócesis este 31 de octubre.

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“Nuestro pecado es perdonado instantáneamente por Dios en el sacramento [de la Confesión], pero el pecado ha dejado secuelas y cicatrices que solo serán sanadas por el crisol del amor”, refiere el prelado en su columna dedicada a la Solemnidad de Todos los Santos el 1 de noviembre y el día de los Fieles Difuntos al día siguiente.

“El Purgatorio es una respuesta de amor sin recortes, donde nuestra alma queda limpia y pura para acceder a la presencia de Dios”, prosigue Mons. Fernández.

“La oración de la Iglesia por sus hijos difuntos, que todavía están en el Purgatorio, es constante. Son sus hijos preferidos, porque son los que más sufren en esa llama de amor por parte de Dios y del corazón humano en su presencia”.

“Es un sufrimiento lleno de esperanza, porque goza ya de la salvación. Pero es un sufrimiento que reclama nuestra colaboración y la de todos los Santos en su favor”, resalta.

Para el Obispo de Córdoba, noviembre es un “mes de Santos y de difuntos. Mes para plantearnos de manera más explícita cuál es el sentido de nuestro caminar por esta vida”, recordando que sin “Dios nos hemos acarreado la ruina”.

El purgatorio o purificación final

El numeral 1030 del Catecismo de la Iglesia Católica señala que “los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo”.

“La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados”, precisa el numeral 1031.

“La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580)”, mientras que “la tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador”.