Mons. Paolo Rudelli, Nuncio Apostólico en Colombia, se refirió al evento de la COP16 que se realiza en Cali para indicar que el daño ocasionado al planeta y a la convivencia entre los pueblos se origina cuando al centro está sólo el interés económico y el deseo de tener siempre más.

Hasta el 1 de noviembre Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, es sede de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16), con el lema “Paz con la naturaleza” y con la participación de representantes de 170 países e instituciones.

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La Santa Sede no forma parte de los estados miembros de la ONU, por lo que no toma decisiones acerca del Convenio sobre Diversidad Biológica, pero tiene el estatus de estado observador desde 1964, lo que le permite dar sus consideraciones ante los temas que se tratan.

En ese sentido, la Conferencia Episcopal de Colombia informó que Mons. Rudelli “participará en varios espacios de esta importante reflexión mundial bajo el propósito central de hacer eco de los aportes de la Iglesia Católica, especialmente de los llamados del papa Francisco, frente a la urgencia de la ecología integral”.

En un video publicado en la cuenta de YouTube de la CEC, el prelado italiano también destacó que durante estos días la Iglesia Católica está presente con la pastoral social y otras instancias “para testimoniar cuánto es importante para nosotros” la COP16.

Es importante porque la casa común es “reflejo de la inteligencia, de la belleza de Dios, y si nosotros no cuidamos ese plan de Dios, al final acabamos con el planeta y acabamos con la especie humana también”, indicó. 

“La COP es un encuentro entre gobiernos que negocian en base a presupuestos, en base a financiamientos y todo eso, pero la voz de la Santa es una voz que quiere llamar a los valores que están al fondo de esa convención”.

El arzobispo dijo que en su encíclica Laudato si' el Papa Francisco ha mostrado que no sólo se trata de cuidar la naturaleza, pues la crisis no es solamente ecológica, “sino que es una crisis del sistema económico, es una crisis antropológica, es una crisis espiritual”.

“Es decir, cuando el hombre pone al centro de su interés sólo el desarrollo económico, sólo el tener siempre más, el consumir siempre más, no sólo vamos destruyendo el planeta, vamos destruyendo nuestra convivencia, esto lo estamos viendo ahora con las guerras”, señaló.

Sobre el aspecto climático, Mons. Rudelli hizo un llamado a las autoridades para que se establezcan políticas para proteger la biodiversidad, porque si bien es importante la labor que desarrollan las ONG, la Iglesia Católica y otras confesiones cristianas, “no se puede alcanzar resultados si no hay también una política de Estado”.

Es decir, señaló, es necesario que “la comunidad, en su conjunto, tome la responsabilidad por la tutela de la biodiversidad y por el cuidado de la Casa Común”.