El sacerdote argentino Pedro Manuel Brassesco, secretario general adjunto del CELAM y uno de los facilitadores del Sínodo de la Sinodalidad, adelantó hoy viernes a EWTN que el documento final será “inspirador”, pero que quien espere “grandes cambios no los va a encontrar”.
En entrevista con Patricia Bainberg y Omar Aguilar, de EWTN, el P. Brassesco dijo que no se trata de un “recetario que nos diga ‘hay que hacer esto y hay que hacer esto otro’… No lo va a encontrar. Pero el que espera de alguna manera cómo poder crecer y cómo dar pasos concretos en la comunidad, va a encontrar muchas pistas, muchos caminos posibles para poder avanzar en ese sentido”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
EWTN: ¿Qué significa ser facilitador del Sínodo?
P. Pedro Manuel Brassesco: Ser facilitador, en una dinámica de grupo, es ser el que coordina el grupo, el que hace que el grupo funcione en cuanto a la metodología establecida para que se pueda llegar a los resultados que se esperan. Entonces, dentro de este Sínodo, en la sesión del año pasado y en la sesión de este año también, se ha empleado la metodología de la conversación en el Espíritu, que es una metodología que permite discernir siempre en un ambiente de profunda espiritualidad aquello que el Espíritu nos va mostrando como voluntad de Dios, precisamente en este caso para el caminar de la Iglesia a la luz de los temas del Sínodo. Por eso esta conversación en el Espíritu tiene una serie de momentos determinados que el facilitador lo que hace es coordinar esos momentos, ir de alguna manera marcando los tiempos de cada uno, haciendo que todos puedan participar y, sobre todo, tratando de avanzar para entre todos discernir cuál es esa voluntad de Dios manifestada en la escucha atenta, la escucha siempre a la voz del Espíritu que resuena dentro nuestro. Por eso hay muchos momentos de oración, pero la voz del Espíritu que resuena también a través de lo que nos dicen los otros, en este caso quienes están participando alrededor de una mesa, y lo que nos dice a todos nosotros como comunidad. Nosotros no intervenimos, en el sentido de que nosotros no opinamos. Nosotros solamente facilitamos para que la conversación se vaya desarrollando y se pueda llegar entonces a la instancia final: la redacción de un informe.
EWTN: ¿Y usted, a título personal, como facilitador, cómo vivió los puntos de tensión?
P. Pedro Manuel Brassesco: Convencido y confiado en la acción del Espíritu en mí. Porque más que estar mediando entre tensiones es dejar que el Espíritu vaya haciendo su obra. Y para eso el facilitador lo que hace es provocar esos momentos tal vez necesarios, de oración, de pausa, de silencio. Eso era muy importante, porque si en algún momento aparecía esa dificultad, primero el recordar siempre la necesidad de escucharnos. Eso es algo fundamental, porque esta sesión, en relación con la sesión anterior, tenía al final de cada momento un momento donde se podía dialogar más abiertamente. Esa cuestión en el Sínodo, en la metodología, han sido claves el recordar siempre la necesidad de la escucha, de la escucha activa, es decir, no estar escuchando a otro esperando que termine para decir lo que yo pienso, sino verdaderamente eso que el otro dice vaya interpelándome, vaya haciéndome en mi interior preguntas. Y en algunos momentos era necesario generar silencio para escuchar al Espíritu. Y realmente el Espíritu obraba. Se iba formando de alguna manera un consenso donde tal vez había posturas distintas en algún momento, pero el Espíritu iba de alguna manera mostrando los caminos por donde quería que fuéramos.
EWTN: ¿Qué nos puede compartir del documento?
P. Pedro Manuel Brassesco: Mañana esperamos una larga jornada. La comisión de redacción está trabajando, ya está dando los últimos detalles y mañana nos espera leer el documento en voz alta durante todo el día e inmediatamente comenzar la votación. El año pasado concluimos a las 21:00 de la noche aproximadamente. El documento es un poquito más largo que el del año pasado. Vamos a ver con las enmiendas. Generalmente se dice que con las enmiendas se agrega todavía un 20% más. Las características que tiene este documento, a diferencia de los sínodos anteriores, es que es un documento redactado, podríamos decir, de manera fluida. Es decir, los sínodos anteriores hacían proposiciones. Se sugiere tal cosa. Proponemos tal cosa. Era a modo de, podríamos decir, sentencias. En cambio, este documento es un documento redactado en su totalidad, donde tiene toda una fundamentación teológica y bíblica sobre la sinodalidad. En esta sesión del Sínodo se han basado las discusiones en el Instrumentum laboris y sobre el Instrumentum laboris es que se trabajaba. Por lo tanto, no se incorporaban muchos otros temas, algunos de los cuales ya estaban en las comisiones de trabajo que había creado el Papa y por lo tanto no era necesario volver sobre ellas. Aunque la Asamblea ha insistido en que algunos temas deben estar en este documento final.
EWTN: ¿Nos vamos a sorprender con el documento final?
P. Pedro Manuel Brassesco: Es un documento que está elaborado y va dirigido para todo el mundo, para la Iglesia universal. Y en esto de la sinodalidad, el mismo Sínodo ha mostrado que cada Iglesia va teniendo una historia y un caminar distinto. Cuando se habla, por ejemplo, de la participación, hay lugares en el mundo donde esto se viene practicando desde hace muchos años y hay otros lugares donde es una novedad absoluta. Entonces para algunos será una novedad y otros dirán que esto no es ninguna novedad. Tal vez se pueden mostrar decepcionados porque no hay en ese sentido ninguna novedad. El desafío va a ser este: primero, no buscar un recetario de las cosas que tenemos que hacer, un vademecum de todo lo que tenemos que hacer en nuestra diócesis. El documento va a ser un documento inspirador donde nos va a permitir ver a la luz de nuestra realidad como Iglesia particular o como Conferencia Episcopal o como región, ver cómo estamos siendo una Iglesia sinodal. Lo que está en el documento es, por ejemplo, lo que América Latina propuso, es lo que salió de las conferencias episcopales, es lo que salió de la asamblea continental, es lo que salió también de las diócesis, de las cosas que fueron proponiendo en orden a cómo ser una Iglesia sinodal, cómo ser una Iglesia más participativa, que podamos crecer en comunión con cuestiones de todos los días. Una de las grandes cosas que salió y que también asume el Sínodo y el documento es todo el tema de la relacionalidad. En América Latina se dijo muy claramente: tenemos problemas de relación entre los fieles de una comunidad, entre las comunidades, entre la vida religiosa y la vida diocesana, entre las diócesis. Y entonces el documento también asume eso: ¿cómo tratar de mejorar en nuestra relación? Y por supuesto que en esto no hay una receta técnica, tiene que ver mucho la espiritualidad, tiene que ver mucho también el asumir nuestro discipulado de Cristo. Entonces, vuelvo a decir, quien espera del documento grandes cambios en el sentido de un recetario que nos diga ‘hay que hacer esto y hay que hacer esto otro’, no lo va a encontrar. Pero el que espera de alguna manera cómo poder crecer y cómo dar pasos concretos en la comunidad, va a encontrar muchas pistas, muchos caminos posibles para poder avanzar en ese sentido. La pregunta del Sínodo era cómo ser una Iglesia sinodal, misionera y siempre en orden a esto, a la misión. En las discusiones, en las mesas siempre se insistía y siempre volvía. No nos olvidemos de que esto no se trata de reorganizar internamente la Iglesia por una cuestión autorreferencial o para decir ¡qué bien que somos como Iglesia!, ¡qué bien organizados que estamos! Realmente es siempre para cumplir y llevar adelante la misión de la Iglesia, que es evangelizar.