Durante la audiencia general de este miércoles, con ocasión de la fiesta de la Natividad de la Virgen, el Papa invitó a mirar a María Niña y a pensar “en los numerosos pequeños inermes de Beslán, en Osetia del Norte, víctimas de un bárbaro secuestro y trágicamente masacrados”.
El Santo Padre recordó ante 7.500 personas congregadas en el Aula Pablo VI, que los niños se encontraban en una escuela, “lugar en el que se aprenden los valores que dan sentido a la historia, a la cultura y a la civilización de los pueblos: el respeto recíproco, la solidaridad, la justicia y la paz".
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"Sin embargo, entre aquellos muros han experimentado el ultraje, el odio y la muerte, consecuencias nefastas de un fanatismo cruel y de un desprecio insano de la persona humana”, indicó.
“La mirada se alarga en estos momentos –continuó- a todos los niños inocentes que, en todas partes de la tierra, son víctimas de la violencia de los adultos. Niños obligados a empuñar las armas y educados a odiar y matar; niños inducidos a mendigar por las calles, explotados por poco dinero; niños maltratados y humillados por la prepotencia y por los abusos de los mayores; niños abandonados a sí mismos, privados del calor de la familia y de una perspectiva de futuro; niños que mueren de hambre; niños asesinados en tantos conflictos en varias regiones del mundo”, lamentó el Papa.
El Pontífice señaló luego que “es un alto grito de dolor de la infancia ofendida en su dignidad. Esto no puede, no debe dejar indiferente a nadie”.
“Ante la cuna de María Niña renovemos nuestro deber de tutelar y defender a estas frágiles criaturas y de construir un futuro de paz para ellos. Recemos juntos -concluyó- para que se creen las condiciones para una existencia serena y segura para ellos”.
Oración por los niños
Al final de la catequesis se rezó por los niños de Beslán, por sus padres y amigos masacrados con ellos en la escuela, para que Dios los acoja en su misericordia. Asimismo se pidió por todos los secuestrados y, en particular, por las dos jóvenes voluntarias italianas, secuestradas ayer en Bagdad, “para que sean tratadas con respeto y devueltas cuanto antes incólumes al afecto de sus seres queridos”.