Mons. Luis Cabrera, futuro cardenal y Arzobispo de Guayaquil (Ecuador), recordó en una entrevista con EWTN en Español que “nadie tiene la verdad absoluta, sólo Dios tiene la verdad absoluta, sólo Él tiene la verdad plena, el Espíritu Santo”.

Así respondió el prelado ecuatoriano a una pregunta de Omar Aguilar, del programa Perspectiva católica, sobre las presiones externas al Sínodo de la Sinodalidad, sobre temas como la ordenación de diaconisas en la Iglesia Católica.

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Mons. Cabrera citó al poeta español Antonio Machado, quien decía “¿Tu verdad? No, la Verdad”. En ese sentido, el arzobispo explicó en el Sínodo “nos ponemos en camino hacia la Verdad plena que el Espíritu Santo, que Cristo nos ofrece”.

El arzobispo indicó luego que “la imagen que el Papa Francisco nos ofrece es la del poliedro, muchas caras, muchos aspectos. Ayuda muchísimo, porque cada quien tiene una manera de ver, pero la manera de ver siempre es parcial, hay que reconocerlo, hay que saberlo. Pero uno va escuchando al otro, y uno descubre aquello que no veía, capta inmediatamente, y el otro aporta, y todos buscamos la verdad, vamos a la Verdad plena”.

Entonces, prosiguió, “todas las voces son importantes, incluso aquellas que dicen ‘oiga, yo estoy en contra suya’. Bueno, escuchemos, dígame la razón, debe tener un argumento”. “Yo no puedo simplemente decir ‘cállese, usted no sabe’, no”, agregó.

Tras señalar el dicho de que “nadie es tan sabio que no puede aprender y nadie es tan ignorante que no pueda enseñar”, Mons. Cabrera resaltó que “todos tenemos derecho a opinar, por supuesto, pero también la obligación de argumentar la opinión. Y eso me parece bien”.

¿Qué pueden hacer los católicos en el mundo para unirse al Sínodo?

Al ser preguntado sobre lo que pueden hacer los católicos, también los que tienen miedo, para unirse al Sínodo de la Sinodalidad, el arzobispo indicó que “lo primero es volver a reencontrarse, a reencontrarnos con la Palabra de Dios, con el Evangelio. Es ahí donde Jesús comienza a hablarnos”.

Luego de comentar que él suele referirse a la presencia de Jesús en 5 Pes –la Palabra, el Pan eucarístico, los Pequeños, el Pueblo de Dios y los Pastores– Mons. Cabrera resaltó que al encontrarse con Jesús, la persona puede “experimentar ese amor infinito. Eso que decía Pablo en los Gálatas: ‘Jesús me amó y se entregó por mí’. (…) Todas las espiritualidades son buenas, para hay que ir al Evangelio, a la fuente, volver a la Palabra, creo que esa es la gran invitación”.

“Y con volver a la Palabra nos ponemos a caminar: salimos de nosotros mismos, de nuestros egoísmos, de nuestros grupos. Esa es la sinodalidad”.

¿Qué sintió cuando supo que iba a ser cardenal?

A la pregunta que le hizo Patricia Bainberg, el prelado respondió que pensó en que Dios es un “Dios de sorpresas”, con cada episodio de su vida: cuando fue enviado a Roma a estudiar Filosofía, “que a mí no me gustaba” porque se había graduado en “química, física, biología”.

En el 2003 “me eligieron para que ayudara a los franciscanos. Bueno, otra sorpresa, ¡qué bárbaro! Después ya terminaba en el 2009 mi servicio acá [Roma] y de pronto, el Papa Benedicto [me nombra para] que vaya a Cuenca de obispo. ¡No puede ser! Y estando tan bien y trabajando en Cuenca el Papa Francisco que a Guayaquil ¡Oye, pero siempre me descoloca!”.

“Y ahora vengo a Roma y de pronto la sorpresa. Yo digo que es el Dios de las sorpresas, el Dios que no se deja encasillar”.

“Hay una frase que alguien me escuchó por ahí o que escuché y que me quedó grabada: ¿Quieres hacer reír a Dios? Es muy fácil, cuéntale tus planes que tiene otros proyectos para ti”, continuó.

“No es un premio a mis méritos, eso lo tengo clarísimo. Tampoco es un signo de gloria, sino que es un servicio, como ratifica la carta del Papa Francisco”, destacó Mons. Cabrera

El arzobispo de Guayaquil también recordó el reciente Congreso Eucarístico Internacional Quito 2024, en el que participaron personas de 60 países. Fue “un momento de gracia, de bendición no sólo para Ecuador sino para todo el mundo”. Se pudo ver al Santísimo en la procesión eucarística. “Es Jesús, Él iba adelante y todos, todas las vocaciones, cardenales, obispos, sacerdotes, mirando a Jesús”.

Para concluir, el prelado señaló que “María realmente es el modelo de sinodalidad. Es aquella mujer que escuchó aquellas palabras del ángel, las creyó profundamente, las cumplió y se puso en camino al servicio. (…) No podemos caminar sin María”.