El coordinador de la sección en español de la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE), P. Luis Casanova Cases, explica a ACI Prensa qué teme un exorcista, cuál es su mayor peligro y en qué se diferencia su ministerio de la magia.
En el documental impulsado por la AIE Libera Nos. El combate de los exorcistas, que se estrena en España el próximo 25 de octubre, se afirma que “ser exorcista es peligroso”.
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A este respecto, el P. Casanova especifica que el riesgo “no es, como alguien podría imaginar, una represalia o venganza del demonio. Lo más peligroso es el pecado. Las tentaciones del demonio acechan a todos, también al exorcista”.
Así, el sacerdote designado por su obispo para desempeñar este apostolado de “misericordia y luz” puede ser engañado para realizarlo “con soberbia, orgullo y vanidad”.
“Esto se puede manifestar enseñando doctrinas erradas o actuando con formas no avaladas por la Iglesia, que incluso pueden ser abusivas, realizando ritos inventados ‘más eficaces’, o incluso cayendo en la trampa de usar médiums o técnicas espiritistas para el discernimiento o la liberación”.
Para evitar esta tentación son necesarias varias condiciones, entre las que se encuentran “vivir el ministerio con humildad, en obediencia al obispo y a las disposiciones que la Iglesia indica en el ritual”.
A esto hay que añadir “una formación adecuada” que incluye recordar “las precauciones y prudencia que la experiencia exorcística nos enseña” o la conveniencia de mantener “una relación fraterna con otros sacerdotes exorcistas”. Pero por encima de todo, subraya el P. Casanova, se hace imprescindible “una vivencia espiritual de piedad e integridad de vida”.
¿Tiene miedo un exorcista?
El ritual del exorcismo es uno más de los muchos ritos litúrgicos que tiene la Iglesia, pero sólo los obispos o los presbíteros que ellos designen pueden hacer uso de él. Por ello, recibir este encargo puede crear, cuando menos, una cierta inquietud. E incluso algo de miedo.
El P. Casanova relata que “cuando comienzas a ejercer este ministerio, se entremezcla una inseguridad inicial, un cierto miedo a qué sucederá, cómo lo haré... pero, a la vez, saberte enviado por el obispo da una certeza interior de fe”.
Dicha seguridad estriba en tomar conciencia de que “no soy yo quien libera, es Cristo que en la Iglesia se hace presente con el poder de su cruz y resurrección”, añade el directivo de la AIE.
“Como se dice en la película: el exorcista es como un pobre que llama al corazón de Dios y pide con confianza la liberación de quien sufre”, añade el P. Casanova.
La superstición y el esoterismo, trampas del demonio
El pasado 25 de septiembre, el Papa Francisco alertó de que nuestro mundo tecnológico y secularizado “está repleto de magos, ocultismo, espiritismo, astrólogos, vendedores de amuletos y hechizos y, por desgracia, de verdaderas sectas satánicas”.
Sin embargo, lamenta el P. Casanova, muchas personas sólo son conscientes de que han caído en esas trampas cuando “padecen sus consecuencias en carne propia o en otros cercanos”. Entonces, se encienden las alarmas.
A su juicio, “en la medida que desaparece la fe cristiana estamos comprobando cómo aumentan las creencias supersticiosas y se difunden -a veces de forma planificada- por dibujos animados para la infancia, redes sociales de jóvenes, películas, grupos de música, terapias en hospitales, enseñanzas escolares, actos públicos gubernamentales... Es como una ‘cultura de lo esotérico y ocultista’ que está impregnando todas las capas sociales”.
Para evitar caer en ello, es preciso alejarse “de toda práctica supersticiosa, ni siquiera bajo excusa de curiosidad” y orar y amar como aconsejaba el Cura de Ars: “lo más eficaz es la oración, la formación y vivir juntos la alegría cristiana del servicio a los demás”, señala.
Esto pasa por “meditar amorosamente la Palabra de Dios, celebrar con frecuencia los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión”, observar una “tierna devoción a la Virgen María y a los santos”, procurarnos una “buena formación cristiana” y, a ser posible, “formar parte de algún grupo parroquial o movimiento eclesial”.
¿Qué diferencia el exorcismo de la magia?
Preguntado por la diferencia entre la magia y el exorcismo, el P. Casanova expone que la primera “busca su eficacia en el dominio o canalización de fuerzas ocultas para ponerlas a su servicio mediante la ritualidad y fórmulas que usa, su objetivo es obtener un beneficio o producir un daño a otra persona”.
“Las acciones preternaturales de esas fuerzas ocultas, revestidas de diversos nombres, algunas denominadas ‘energías’, ‘ángeles’ o ‘santos’, son hechas por los demonios. Nada de eso es el exorcismo”, añade.
Por su parte, el exorcismo “es un momento orante, un sacramental, donde desde la humilde fe y la confianza se suplica a Dios y se manda en nombre de Jesucristo, con la autoridad que Él ha confiado a su Iglesia, para que una persona, objeto o lugar sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída de su dominio”.