En el Perú, más de 17 millones de personas padecen de inseguridad alimentaria y en muchos casos no saben si tendrán algo que comer en el día o al día siguiente. En medio de esa dramática situación, Cáritas Perú y el Padre Omar son dos grandes ejemplos de la incansable labor de la Iglesia Católica para la lucha contra el hambre que nunca da tregua y siempre reclama la generosidad de todos, sin excepción.
En 2023, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación informó que 17,6 de personas viven con inseguridad alimentaria moderada o grave en Perú, es decir que no pueden asegurar el desayuno, el almuerzo y la cena diarios, una situación que deja en jaque a muchos peruanos, también niños.
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En 2024, el gobierno peruano informó que la población total ha superado los 34 millones de habitantes, de los cuales los menores de 15 años son el 23.9%, es decir poco más de 8 millones de personas, muchos de los cuales esperan una mano amiga que también puede ser la tuya.
Todo es providencia y todo es bienvenido
El Padre Omar Sánchez es el director de la Asociación de las Bienaventuranzas y es conocido por su vasta labor por los más necesitados con obras como un albergue, un centro de cuidados paliativos, un centro de formación profesional, una panadería; entre otros, así como la ayuda a las ollas comunes, iniciativas de los vecinos de zonas pobres para poder combatir el hambre juntos. Sí, como hermanos.
“En la Asociación de las Bienaventuranzas atendemos a 530 personas aproximadamente, entre las cuales están nuestros residentes, que reciben desayuno, almuerzo y comida, los colaboradores de la obra, que son casi 70 y está también gente que viene de la calle, que no tiene qué comer. A ellos, que son un poco más de 100, también les damos comida”, explicó el sacerdote, en diálogo con ACI Prensa.
Durante la pandemia él y sus colaboradores llegaron a ayudar a 380 ollas comunes en los distritos de Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores en la zona sur de Lima. Ahora son 300, pero alimentan, en total, a unas 18 mil personas.
“Estos últimos meses nos han llegado cerca de 100 toneladas de zapallo y 80 toneladas de cebolla, muchas gaseosas y refrescos” que donan a las ollas comunes. “Y cuando no hay suficientes donaciones trabajamos con ellas en grupos”, continuó el Padre Omar.
En la Asociación de las Bienaventuranzas, para poder darle desayuno, almuerzo y comida a una persona al día se necesita 8 soles con 30 céntimos (poco más de dos dólares), algo que es financiado “como todas las obras de Dios, con su mano providente que nunca falta. Obviamente nosotros trabajamos duro tocando puertas, llamando, preguntando, pidiendo, estando dispuestos para conseguir donaciones”.
“Todo es providencia, generosidad de la gente”, subraya el sacerdote que trabaja en colaboración con Cáritas Lurín. “Todo, absolutamente todo es bienvenido. Lo importante es darlo con amor, alegría y fe”.
“Granito de arena” vs “semilla de amor”
El Padre Omar comenta que cada ayuda recibida, “más que un granito de arena, como lo llama el mundo, nosotros lo llamamos una semilla de amor, porque el amor se multiplica: cuanto más das, más puedes dar. No se te acaba”.
Por ello invita a “todas las personas a ayudar a la Iglesia en general, a las parroquias, para recaudar dinero o alimentos para personas que están pasando por inseguridad alimentaria. Hay mucha gente que no sabe qué va a comer al día siguiente. Hay gente que no come días enteros, incluidos muchos niños”.
“Invito a todas las personas a colaborar con cualquier campaña, proyecto o iniciativa que la Iglesia lance. Pueden estar seguros que esta ayuda que la Iglesia lance va a llegar siempre a los más pobres y necesitados”, alentó.
Para colaborar con la Asociación de las Bienaventuranzas, puede ingresar a su página de Facebook o puede hacer sus donaciones al Yape 953104642
En 2023 Cáritas del Perú asistió a medio millón de personas
Cáritas del Perú, el brazo solidario de la Iglesia Católica en el país, trabaja por los más necesitados desde hace casi 70 años. ACI Prensa conversó con su secretario general desde 2022, Manuel Huapaya Mendoza, quien relata cómo es la ayuda que ofrece esta institución.
En 2023, explica Huayapa, Cáritas del Perú asistió a 127 mil familias, aproximadamente medio millón de personas, con alimentos, “mediante la ejecución de 50 proyectos sostenibles en todo el país”, con un presupuesto de 21 millones de soles, alrededor de 5,6 millones de dólares de donaciones.
“Además, brindó asistencia humanitaria con alimentos a más de 5.000 familias afectadas por el ciclón Yaku, gracias a una campaña de solidaridad que permitió aliviar sus necesidades más urgentes”, agregó.
“Dentro de su programa de asistencia y obras sociales atendió en el 2023 a 54,532 personas con alimentos, artículos de higiene y bioseguridad, ropa y abrigo, entre otros. Casi 400 toneladas métricas valorizadas en casi 5 millones de soles. Esta ayuda fue destinada a 13 regiones del país”, precisó el secretario general de Cáritas del Perú.
Actualmente, la institución lleva adelante el proyecto “Rescate de Alimentos" que no sólo dona lo obtenido a los más necesitados, sino que colabora activamente para evitar el desperdicio de estos o su derroche.
El programa, precisa, ha beneficiado a “146, 976 personas, que pertenecen a 1,005 organizaciones de ayuda social, logrando recuperar 604.5 toneladas de alimentos perecibles y no perecibles en las regiones de Lambayeque, La Libertad, Piura, Cajamarca, Ica, y Callao”.
Pero Cáritas, como el Padre Omar, no descansa. Ahora está organizando una nueva campaña de ayuda a los que menos tienen, o no tienen nada, ni para comer.
Cáritas del Perú anunció la realización de una colecta nacional titulada Mira con el corazón y actúa con generosidad hoy que se realizará el domingo 17 de noviembre. “Ayúdanos a seguir transformando vidas y a seguir caminando juntos”, alentaron.
Se puede también colaborar en el sitio web www.caritas.org.pe, en las redes sociales con @Caritasdelperu y a través de Yape 996 379 390 o 951 615 522.
Nicolás Meyer, coordinador de Cáritas América Latina y el Caribe, comentó por su parte a ACI Prensa que “cada niño con hambre es un dolor enorme para nuestras sociedades y que todos somos responsables a la hora de acompañar, no solo a esa persona, sino también a su familia y a la comunidad, porque cada niño con hambre es un sufrimiento para toda una comunidad y lo debe ser para todo un país”.
Ante la “dolorosa realidad” del hambre en el Perú y en la región, continuó, urge entonces seguir promoviendo “programas de desarrollo humano integral, articulados y sustentables en el tiempo, que logren llegar a cada rincón, a cada comunidad, para estar cerca” de los más pobres.
Perú, considerado por muchos como un destino gastronómico mundial, tiene en su territorio a millones que no pueden conocer de primera mano, ni de segunda ni tercera esas bondades. Que tanta gente no tenga qué comer es una situación que debería interpelarnos, especialmente si somos personas de fe, y que debería ponernos manos a la obra con mucho o con poco, con lo que buenamente tengamos para dar.
Como dijo el Padre Omar, “todo es bienvenido”.