Un arzobispo peruano resaltó que la misión de la Iglesia Católica –no sólo de los obispos, sacerdotes, religiosos o algunos laicos, sino de todos los cristianos– es anunciar el Evangelio, en el marco de la Jornada Mundial de las Misiones que se celebra este domingo 20 de octubre.

“Misión que no es tarea sólo de los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y algunos laicos, sino que todo cristiano está llamado a participar en ella y hacer presente el Evangelio en los ambientes en los que cada uno se desenvuelve: la familia, el centro de estudios o de trabajo, el barrio, etc.”, destaca Mons. Javier del Río Alba, Arzobispo de Arequipa (Perú).

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En un artículo enviado a ACI Prensa, titulado Todos invitados¸ el prelado señala que “el Papa Francisco nos recuerda que la tarea prioritaria de la Iglesia es anunciar el Evangelio y que su misión ‘es un incansable ir hacia toda la humanidad para invitarla al encuentro y a la comunión con Dios… a la felicidad de su Reino’”.

En el texto, el arzobispo destaca que “como relatan los evangelios, Jesús antes de partir al Cielo mandó a sus apóstoles que vayan por todo el mundo, proclamen el Evangelio y hagan discípulos a todos los pueblos (Mt 28,19; Mc 16,15)”.

Mons. Del Río explica que es necesario “evangelizar con la alegría de quien experimenta la presencia de Dios en su vida cotidiana y la certeza de que Jesús volverá y nos llevará con Él (Hch 1,11; Jn 14,2-3), y también con la paciencia de quien ha experimentado en su propia vida la misericordia de Dios que es compasivo y nunca se cansa de perdonar”.

Refiriéndose al mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones Vayan e inviten a todos al banquete, el arzobispo subraya que Francisco se refiere al “banquete divino que saborearemos en plenitud al final de los tiempos, pero del cual ya tenemos un anticipo en este mundo cuando celebramos de modo adecuado la Eucaristía, en la que el Señor se nos dona en su Palabra y nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre”.

Tras precisar que todos deben ser destinatarios de la invitación a vivir con Dios, el prelado cita finalmente al Papa Francisco cuando dice que toda persona humana puede “participar de su gracia que transforma y salva. Sólo hace falta decir ‘sí’ a este don divino y gratuito”.