La Esperanza es un albergue donde la fe y la solidaridad se hacen presentes cada día, especialmente para personas enfermas que viajan desde distintas partes de México en busca de atención médica especializada al sur de la capital del país.
Este refugio, fundado en 1987 por las Voluntarias Vicentinas, mujeres laicas y católicas inspiradas en la espiritualidad de San Vicente de Paúl, se ubica en la conocida como “zona de hospitales” al sur de la Ciudad de México, en la que se encuentran diferentes instituciones sanitarias públicas y privadas de tercer nivel. Se ha convertido en un hogar temporal para quienes, además de enfrentarse a enfermedades graves, deben lidiar con la falta de recursos económicos.
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Los hospitales de tercer nivel son aquellos encargados de atender los casos más complejos y cuentan con médicos especialistas y equipos avanzados para realizar cirugías, atender emergencias y tratar enfermedades crónicas.
Según el Centro de Estudios de Finanzas Públicas del Gobierno de México, el 68% de estas instituciones médicas se concentra en la Ciudad de México, lo que obliga a miles de enfermos de todo el país a trasladarse a la capital en busca de tratamientos especializados.
María del Carmen Gutiérrez Mercadillo, presidenta del Patronato del Albergue La Esperanza, relató a ACI Prensa que la iniciativa surgió de “la necesidad de brindar albergue y alimento a personas de escasos recursos que vienen a tratarse a la zona de hospitales del sur de la Ciudad de México”. Explicó que quienes utilizan las instalaciones son personas que “no sólo [enfrentan] la enfermedad, sino también la falta de recursos”.
El albergue cuenta con 137 camas y recibe diariamente entre 110 y 120 personas, a quienes, indica Gutiérrez Mercadillo, “se les proporcionan los tres alimentos, baño de agua caliente, ropa de cama y toallas limpias”, todo por una cuota de recuperación de 25 pesos mexicanos al día (poco más de un dólar estadounidense).
Además, según los recursos disponibles, se les ayuda a las personas “en la compra de medicamentos, en transporte a sus casas, en últimos traslados, se les brinda apoyo tanatológico y espiritual, hospitalización; en lo que se pueda ayudar”.
Ayuda espiritual
Uno de los aspectos destacados del albergue La Esperanza, además de su capilla, son las abundantes imágenes de Jesús, la Virgen de Guadalupe y muchos santos que acompañan a quienes se hospedan en el lugar. Para Gutiérrez Mercadillo, “la fe y el acompañamiento espiritual” son indispensables para las voluntarias vicentinas, ya que ayudan “para poder entender, asimilar y enfrentar esta situación por la que están pasando nuestros albergados”.
Precisamente, indica que lo que desean transmitir a los enfermos es que la fe es una “herramienta que te permite ver la luz al final y enfrentarlo de manera positiva y aprendiendo de todo esto y poniéndote en manos de Dios, que finalmente es quien tiene la última palabra”. “Pero este acompañamiento, esta fe, es la que te hace seguir adelante”, resalta.
Casos
En su recorrido por La Esperanza, ACI Prensa tuvo la oportunidad de conversar con Karen Santos, procedente de una comunidad llamada Los Ángeles, ubicada en el municipio de Matías Romero Avendaño, al sur de Oaxaca. Karen ha realizado este viaje de más de 600 kilómetros de ida y 600 de regreso durante más de dos años para llevar a su hija al Instituto Nacional de Pediatría, ya que la pequeña es sobreviviente de un cáncer conocido como ependimoma.
El ependimoma infantil, explica el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, "es un tipo de tumor raro que se forma en el encéfalo o la médula espinal", que, aunque aparece también en adultos, “es más frecuente en los niños pequeños”.
A su hija, cuenta Karen, “la operaron, y a los 15 días recibimos el resultado de la biopsia, donde nos informaron que tenía cáncer de segundo grado y que necesitaba radioterapia y quimioterapia. Recibió [hasta el momento] seis sesiones de quimioterapia y 30 de radiación (…) Desde que diagnosticaron a mi hija, hemos estado en este albergue”.
Otra paciente que ha encontrado refugio en La Esperanza es Yasmín Estrada, quien viaja a la Ciudad de México desde el vecino Estado de México para tratarse en dos hospitales de la capital debido a la artritis reumatoide que padece desde hace 14 años.
Estrada señala que este albergue le ha proporcionado un espacio “cómodo, que me brinda seguridad y confianza”, ya que, al ser del interior de la República, “muchas veces me tuve que quedar en la sala de espera del hospital o, incluso, en la calle”. Asegura que los tratamientos que recibe muchas veces la obligan a regresar a los centros médicos varias veces en la misma semana o incluso el mismo día.
Gran desafío
María del Carmen Vega Silva, directora del albergue La Esperanza, explica que “el gran desafío” que enfrentan comúnmente es “la obtención de recursos económicos para poder sostener este albergue”, donde “las necesidades de nuestros albergados son enormes”.
Además, señala que recientemente muchos hospitales han enfrentado la falta de materiales en espacios como los quirófanos, lo que retrasa las cirugías y tratamientos. En este sentido, Gutiérrez Mercadillo destaca que en La Esperanza se les ayuda a los pacientes y a sus familiares, para que puedan tener “lo necesario para continuar con sus tratamientos y quimioterapias”.
Gutiérrez Mercadillo señala que pueden recibir donativos en especie y también tienen un proyecto llamado Gotas de Esperanza, que permite hacer aportes recurrentes a través de tarjetas de crédito, con la cantidad que cada donante decida.
Soy egresado de Periodismo en la Escuela Carlos Septién García con experiencia de comunicación institucional religiosa. Desde 2016 escribo para medios digitales y, desde 2018, reporto las noticias más importantes sobre el acontecer católico en México para el canal de noticias EWTN. Corresponsal de ACI Prensa en México desde 2023.
