El Cardenal Carlos Aguiar Retes, Presidente Delegado del Sínodo de la Sinodalidad, exhortó en la Misa del Sínodo celebrada esta tarde en la Basílica de San Pedro del Vaticano a confiar en la “ayuda divina” para afrontar con esperanza las críticas a la “vida sinodal”.
Citando a San Pablo al inicio de su homilía, el Arzobispo Primado de México recordó que “el desorden egoísta del hombre es la causa de las malas acciones”.
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“¿Cómo superar esta tendencia?”, preguntó a los miembros del Sínodo. “Aprendiendo a dejarnos conducir por el Espíritu Santo”, explicó el purpurado a continuación.
Además, indicó que el camino para lograrlo es “conocer a Jesucristo, y asumir como buen discípulo, su testimonio de vida y sus enseñanza”.
En este sentido, indicó que así se podrán obtener los frutos del Espíritu Santo, entre los que enumeró “el amor, la alegría, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí mismo”.
“En ese camino obtendremos como Jesús lo expresa en el Evangelio, la libertad para intervenir y corregir a los desviados, desorientados, o pretenciosos, que se ostentan como modelo de los demás, o exigentes de cargas que ellos no cumplen”, destacó.
Asimismo, precisó que es oportuno “fortalecer nuestra confianza en la ayuda divina para afrontar con esperanza las distintas presencias y conductas, que tanto dentro de la Iglesia como fuera de ella, critican y obstaculizan aplicar la vida sinodal en nuestras comunidades eclesiales”.
También invitó a los participantes en el Sínodo a preguntarse “qué tanto estamos comprometidos en vivir y promover la sinodalidad en nuestros propios ámbitos de responsabilidad eclesial y social”.
Afirmó que la expectativas podrían estar “condicionadas por los propios contextos sociales y eclesiales”, al tiempo que invitó recordar “en nuestra habitual oración, que ciertamente no nos faltará la asistencia del Espíritu Santo para promover nuestras específicas tareas, en camino y práctica sinodal”.
“Actuemos coherentemente, y obtendremos los frutos del Espíritu Santo, percibiendo mediante nuestro cumplimiento, la intervención divina, que nos sorprenderá frecuentemente, al lograr mucho más de lo que humanamente esperábamos”, indicó.
Para el Arzobispo Primado de México, de esta forma también se podrá obtener “la libertad espiritual para intervenir mediante la corrección fraterna, solidaria y sincera a nuestros prójimos necesitados de ayuda”.
“De esta manera nos desarrollaremos como personas confiadas en el Señor Jesús, que sabemos evitar guiarnos por mundanos criterios”, añadió.