El Obispo de Vitoria (España), Mons. Juan Carlos Elizalde, ha criticado el pacto del Gobierno de España para reducir las penas de cárcel a los terroristas de ETA, subrayando que banalizar el sentido de la pena contribuye a revictimizar a las personas afectadas. 

Una “injusticia terrible”

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En una entrevista concedida al programa radiofónico La Linterna de la Iglesia de la Cadena COPE, propiedad de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Elizalde ha explicado que este tipo de reformas políticas “tienen una parte de injusticia terrible, porque al final la proporcionalidad de la pena es un dato objetivo”. 

“La pena tiene que ser conforme a los daños, tiene que reparar el orden público y preservar la seguridad, pero también tiene un valor medicinal sanante”, afirmó, para concluir respecto del pacto gubernamental que supone “banalizar el sentido de la pena y reducirla injustamente”, lo que contribuye a “revictimizar a las personas afectadas”. “Es una injusticia objetiva, es jugar con el dolor “, subrayó el prelado.

Una reforma penal cerca de ser aprobada

A finales de julio, el principal grupo político de la coalición del Gobierno, el Partido Socialista Obrero Español, impulsó una modificación del Código Penal que resultará en la reducción de penas a los terroristas de ETA, al descontar el tiempo que hayan pasado como presidiarios en otros países de Europa antes de ser juzgados y condenados en España.

El PSOE mantiene una delicada alianza parlamentaria en la que está incluida la formación EH Bildu, cuyo coordinador general fue condenado por pertenencia a ETA. 

Esta iniciativa estaría próxima a ser aprobada en el Congreso de los Diputados a pesar de haber sido rechazada este lunes 14 de octubre por la mayoría opositora del Senado. De obtener el voto de la mayoría absoluta de los diputados (al menos 176 votos de los actuales 350), la reforma saldría adelante y sería enviada para la firma del rey de España y su publicación oficial.

“Cinco décadas de dolor y de lágrimas”

Mons. Elizalde explicó, ejemplificando con el perdón de San Juan Pablo II a su agresor Ali Agca, que nunca pasó por una reducción de las consecuencias penales de sus actos, que “hay una responsabilidad personal que no se puede evitar, que el perdón no exime de la responsabilidad”.

El Obispo de Vitoria resumió que la sociedad vasca “está comenzando a gestionar las heridas que nos dejaron cinco décadas de dolor y de lágrimas”, y por ello es labor de toda la sociedad “el acompañamiento, la motivación del perdón, entender las causas para intentar tener todos los recursos y no quedarse bloqueado en el pasado para perdonar”.

Para el prelado, es fundamental que las heridas “no cierren en falso, porque entonces se produce una infección y un colapso social”. Para llegar a ello, son necesarias mediaciones, explicó: “Gracias a Dios hay equipos civiles y religiosos que están teniendo encuentros y diálogos entre las personas afectadas, entre las víctimas de ETA y sus autores”.

Sobre los terroristas, Mons. Elizalde afirmó que “la persona no pierde su dignidad porque se haya equivocado, porque haya actuado brutalmente. También tiene derecho, justamente, a que emerja esa luz que hay en su interior, porque sigue siendo persona humana y con dignidad”.

Mons. Elizalde expuso además que la Iglesia Católica tiene un papel esencial en la reconciliación, porque “tiene la experiencia del perdón como ADN” porque “la culpa ha sido redimida, hemos sido salvados, Por tanto, siempre la esperanza es de conversión, es de paz. Siempre el horizonte es de resurrección. Este es el optimismo cristiano, no es el optimismo vano”.