Una Iglesia de la Eparquía greco-católica melquita de Tiro, en el Líbano, fue alcanzada por un misil proveniente de los bombardeos israelíes en el sur del país, matando al menos a 8 personas, según informó la sucursal británica de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés).

Fuentes locales comentaron a ACN que la iglesia —ubicada en la localidad de Derdghaya— albergaba a personas desplazadas por el conflicto. La casa parroquial y un edificio de tres pisos también fueron destruidos por completo.

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A través de su cuenta en la red social X, el Papa Francisco llamó a la paz en el Medio Oriente, indicando que “todas las naciones tienen derecho a existir en paz y seguridad: sus territorios no deben ser atacados, su soberanía debe ser respetada y garantizada mediante el diálogo y la paz”.

“La guerra y el odio solamente traen muerte y destrucción para todos. #Paz”, agregó el Santo Padre.

“No nos rendiremos ante el odio”

El Patriarca Latino de Jerusalén, Cardenal Pierbattista Pizzaballa, envió una carta al Papa Francisco en la que le transmitió la “más sincera gratitud” de los líderes católicos y de todos los fieles de Tierra Santa por su cercanía y compasión.

Publicada en L'Osservatore Romano este viernes 11 de octubre, el patriarca también reconoció que el Santo Padre ha sido "el único líder mundial" en reconocer "el sufrimiento humano de todos" en la región. 

Sobre la jornada mundial de oración por la paz convocada por el Papa el pasado 7 de octubre, el Cardenal Pizzaballa explicó que la Iglesia responde con “armas de amor” a la desconfianza que parece extenderse cada vez más entre todos los involucrados en el conflicto.

“En este contexto de odio profundamente arraigado, hay necesidad de empatía, de gestos y palabras de amor que, aunque no cambien el curso de los acontecimientos, aporten consuelo y consolación”, aseguró el patriarca, tal y como recoge Vatican News.

Además, el purpurado fue enfático al afirmar que no se debe ceder a la lógica del mal y del odio. “No nos rendiremos ante los acontecimientos que parecen separarnos, sino que trataremos siempre de ser constructores sedientos de paz y justicia”, remarcó.

Para el patriarca, es de gran relevancia el testimonio de muchos hombres y mujeres en Tierra Santa que, a pesar de verse afectados incluso a nivel personal por la violencia, han tenido el coraje de perdonar. Este "pequeño resto", continuó, puede ser un punto de partida para reconstruir las relaciones y la confianza que se han roto.

“De este momento difícil, debemos aprender a hacer que nuestras relaciones sean aún más fuertes y sinceras en el futuro, para construir contextos auténticos y serios de paz y respeto”, indicó.