Los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa se vieron forzados a cerrar su convento de Tiro, ciudad portuaria en el sur del Líbano, luego que un misil cayera muy cerca de allí y tras la huida de la población local a causa de la guerra.
“Un misil cayó a unas decenas de metros de nuestro convento” explica al respecto uno de los franciscanos, el P. Toufic Bou Mehri.
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“Dos niños refugiados por nosotros resultaron heridos, alcanzados por algunos fragmentos. No estamos aquí para ser héroes, sino para servir a nuestra gente. A los pocos días, todos huyeron, llegados a este punto ya no tenía sentido quedarse”, precisó el fraile, según señala el sitio web de la CTS.
El cierre del convento se dio el 1 de octubre. Ese día el P. Toufic y el otro franciscano en el convento, fray Pierre Richa, partieron hacia el convento de San José en Beirut, capital del Líbano.
Con ellos llevaron el Santísimo Sacramento, las reliquias del convento y los santos óleos.
En Beirut, la ayuda prosigue. Fray Toufic relata que “la misma noche en que llegamos a Beirut, bombardearon Deir Mimas”, un pueblo cristiano a pocos kilómetros de la frontera con Israel. Allí todos huyeron: 148 familias que están ahora en Beirut.
“También hay tres o cuatro familias en un apartamento. Como Custodia tratamos de ayudarlos a sufragar sus gastos, conseguir alimentos y medicinas, pero también ropa, porque lo han dejado todo atrás. Los jóvenes del país se han organizado para atender a todos y conocer sus necesidades”, narra el sacerdote franciscano.
“He experimentado que la Providencia no nos ha abandonado, no creo que nos deje justo ahora”, comparte el franciscano.
Tras señalar que rápidamente se integraron a la vida comunitaria del convento de San José, Fray Toufic comentó que allí “nos hemos reencontrado nuestra dimensión de franciscanos también desde el punto de vista de la comunidad y de la orden, y vemos que todavía somos capaces de realizar todo el trabajo y responder a quien nos necesita”.