Durante un encuentro reciente con jesuitas en su viaje a Bélgica, el Papa Francisco “confesó” que cometió un “robo” en una ocasión.

En su visita a fines de septiembre, el Santo Padre se reunió durante una hora con 150 sacerdotes de su misma Orden en el Collège Saint-Michel, institución educativa católica administrada por la Compañía de Jesús en Bruselas.

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Al inicio del encuentro, el Papa Francisco recordó que ya había estado en aquel lugar en otras dos ocasiones. “Debo decirles la verdad: una vez aquí cometí un robo”, dijo ante la atenta mirada de los jesuitas, según informó la Civilta Cattolica.

Sin mencionar la fecha ni el año, explicó que cuando se dirigía a celebrar la Misa vio un paquete de papeles que le llamó la atención: “Eran apuntes de clases sobre el libro de Job”, precisó.

Ese año en Argentina, según contó, tenía que dar unas clases precisamente sobre Job. “Hojeé las páginas y me impresionaron. Al final, me llevé esos apuntes”, confesó el Santo Padre.

“El jesuita no debe asustarse de nada”

Al margen de la anécdota, el Papa Francisco comentó que “el jesuita no debe asustarse de nada” y que su misión es la de “sumergirse en los problemas del mundo y luchar con Dios en la oración”.

Añadió que la cultura y la evangelización “van siempre juntas” y que “la oración del jesuita se desarrolla en situaciones límite, difíciles. Esa es la belleza de nuestra espiritualidad: arriesgarse”.

También lamentó “el fuerte clericalismo en la Iglesia que impide este diálogo fructífero”. “Donde hay clericalismo no hay servicio. Y, por favor, ¡nunca confundan evangelización con proselitismo!”, exclamó.

“La Iglesia es mujer”

El Papa Francisco señaló algo que repite a menudo: “que la Iglesia es mujer”. “Veo a la mujer en el camino de los carismas, y no quiero limitar la discusión sobre el papel de la mujer en la Iglesia al tema del ministerio”, puntualizó. 

Definió el machismo y el feminismo como “lógicas de mercado” y recordó que está  “intentando cada vez más incorporar a las mujeres en el Vaticano en roles de mayor responsabilidad” y aseguró que continuará por este camino, ya que “las cosas están funcionando mejor que antes”.

“En el equipo para la selección de obispos hay tres mujeres, y desde que ellas seleccionan a los candidatos, las cosas van mucho mejor: son agudas en sus juicios”, dijo. 

“La sinodalidad en la Iglesia es una gracia”

Uno de los sacerdotes en el encuentro le preguntó sobre el proceso del Sínodo de la Sinodalidad, cuya segunda fase se realiza este mes de octubre en el Vaticano. 

El Pontífice consideró que la sinodalidad “es muy importante” y que “es necesario que la construcción no sea de arriba hacia abajo, sino de abajo hacia arriba”.

“La sinodalidad no es fácil, no, y a veces porque hay figuras de autoridad que no permiten que surja el diálogo. Un párroco puede tomar decisiones solo, pero también puede tomarlas con su consejo. Y lo mismo un obispo, e incluso el Papa”.

También aseguró que la sinodalidad en la Iglesia “es una gracia” y que “la autoridad se ejerce en la sinodalidad”.

“La reconciliación pasa por la sinodalidad y su método. Y, por otro lado, no podemos ser realmente una Iglesia sinodal sin reconciliación”, afirmó.

“El migrante debe ser recibido, acompañado, promovido e integrado”

También defendió que “el problema de la migración debe ser abordado y estudiado adecuadamente” y, como en ocasiones pasadas, que el migrante “debe ser recibido, acompañado, promovido e integrado”.

“No debe faltar ninguna de estas cuatro acciones, de lo contrario, es un problema serio”, afirmó.