ANÁLISIS: He aquí seis ángulos para entender quiénes son los nuevos cardenales y por qué el Papa Francisco podría haberlos elegido.
Cada vez que el Papa Francisco anuncia una nueva hornada de cardenales, los periodistas se apresuran a ofrecer una perspectiva interpretativa para entender las designaciones. La verdad es, sin embargo, que a menudo hay más de un hilo explicativo a lo largo de la lista de nuevos cardenales y a menudo a través de cada elección individual.
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Este parece ser ciertamente el caso de los 21 nuevos cardenales anunciados por el Papa Francisco este 6 de octubre. Temas como la diversidad geográfica, las conexiones personales y la recompensa a quienes se han alineado con las prioridades papales (y el repudio de quienes no lo han hecho) recorren el grupo de purpurados, que recibirán sus birretes rojos en un consistorio que se llevará a cabo el 8 de diciembre de este año, el décimo consistorio convocado por Francisco en sus 11 años de papado.
He aquí seis ángulos para entender quiénes son los nuevos cardenales y por qué el Papa Francisco podría haberlos elegido.
1. Sorprendente elección para los católicos australianos y ucranianos
Antes del anuncio del domingo, algunos observadores señalaron que el Colegio Cardenalicio carecía de representantes de la Iglesia greco-católica ucraniana (una omisión notable, dada la guerra en curso en Ucrania) o de la Iglesia en Australia, que no ha tenido un cardenal desde la muerte del Cardenal George Pell, en enero de 2023.
El Papa Francisco ha remediado eso, pero de la manera que nadie esperaba, y probablemente no de una manera que haga particularmente felices ni a los australianos ni a los católicos griegos ucranianos.
En una de las designaciones más sorprendentes, el Papa Francisco nombró cardenal a Mykola Bychok, Obispo de la Eparquía Católica ucraniana en Melbourne, Australia, de 44 años de edad. Al hacerlo, pasó por alto a otros dos prelados de alto rango: el Arzobispo Sviatoslav Shevchuk, Primado de la Iglesia greco-católica ucraniana con sede en Kiev, que ha sido crítico de la gestión de la guerra por parte del Papa Francisco, y el Arzobispo Anthony Fisher, sucesor del Cardenal Pell como ordinario de Sydney y como el líder católico más destacado de Australia.
En otras palabras, los católicos griegos ucranianos tienen un cardenal, pero no es su hombre más importante, que ha surgido como un líder heroico en medio de una guerra horrible; y Australia también tiene uno, pero no es particularmente representativo de los 5 millones de católicos de la isla, que en su mayoría son de rito latino.
Aunque es probable que el Obispo Bychok sea un buen líder, su elección puede ser percibida por algunos católicos griegos australianos y ucranianos como menos que ideal, porque indica que ni el Arzobispo Shevchuk ni el Arzobispo Fisher tendrán probabilidades de conseguir una birreta roja en el futuro cercano.
2. La lente de Fiducia
Fiducia supplicans, el controvertido documento del Vaticano de diciembre de 2023 sobre las bendiciones entre personas del mismo sexo, es otro elemento clave para entender quiénes integran la lista de nuevos cardenales y quiénes quedaron fuera.
Por ejemplo, el Papa Francisco eligió al Arzobispo Jean-Paul Vesco, un dominico francés que dirige la Iglesia en Argel y se unió a sus hermanos obispos del norte de África para ofrecer una defensa moderada del documento.
De la misma manera, otro elegido, el cardenal electo serbio, Arzobispo Ladislav Nemet, pareció ofrecer una recepción más acogedora a Fiducia supplicans que el prelado promedio de Europa del Este, subrayando que la bendición no estaba respaldando las uniones sexuales entre personas del mismo sexo, pero también diciendo que el deseo de las parejas del mismo sexo de recibir una bendición era un ejemplo del mundo moderno “descubriendo verdades... más rápido que nosotros sobre la base de la revelación y la tradición bíblica”.
Mientras tanto, la vibrante Iglesia Católica liderada por indígenas en el África subsahariana —donde la resistencia a Fiducia supplicans fue más vocal y fuerte— tendrá sólo un cardenal agregado al colegio, el Arzobispo Ignace Bessi Dogbo de Abiyán, Costa de Marfil.
De hecho, mientras que Asia y América Latina recibirán cinco nuevos cardenales, lo que ampliará la representación proporcional de ambos continentes en el Colegio Cardenalicio, la escasa participación de África en el próximo consistorio en realidad disminuirá la voz del continente en el colegio —y en un futuro cónclave papal—. Al obtener sólo 2 de los 20 nuevos cardenales electores (aquellos menores de 80 años), la participación del continente en los votos cae del 13,1% al 12,7%, una aparente reversión de la muy publicitada preferencia de Francisco de dar al Sur Global más voz en los asuntos de la Iglesia.
La ausencia de africanos notables como el Arzobispo de Camerún, Andrew Nkea, que ha dirigido la conferencia episcopal del país en medio de una guerra en su arquidiócesis de origen, o de prelados kenianos como el Arzobispo Maurice Muhatia o el Arzobispo Phillip Anyolo, es notoria, y la recepción poco cálida del continente a Fiducia Supplicans probablemente tenga algo que ver con ello.
El Arzobispo Shevchuk también se ha pronunciado en contra de Fiducia supplicans, quizás dándole al Papa Francisco otra razón para pasarlo por alto.
3. Sedes cardenalicias
A la hora de repartir birretes rojos, el Papa Francisco ha adquirido la costumbre de pasar por alto a los líderes de las llamadas sedes cardenalicias, importantes arquidiócesis que tradicionalmente están dirigidas por un cardenal. Lo ha vuelto a hacer, ya que sedes importantes como París, Milán y Los Ángeles han sido ignoradas una vez más. Cada una de esas tres sedes ha carecido de cardenal durante más de siete años.
Por otra parte, el líder de la sede cardenalicia en Lima (Perú), el Arzobispo Carlos Castillo Mattasoglio, fue nombrado nuevo cardenal, aunque después de esperar cuatro años. La espera del Arzobispo de Toronto, Francis Leo, fue mucho más corta: el hombre de 53 años será nombrado cardenal en el segundo consistorio que tendrá lugar desde su instalación, el 25 de marzo de 2023. Y el Arzobispo Roberto Repole también será nombrado cardenal después de menos de tres años al frente de Turín, Italia, a pesar de que su predecesor, el Arzobispo Cesare Nosiglia, nunca recibió una birreta roja en 12 años.
La moraleja es que Francisco no ha dejado por completo de elevar a los líderes de las sedes cardenalicias. En cambio, elige a cuáles de estos prelados quiere darles un capelo rojo, lo que, según sostienen los críticos, frustra por completo el propósito de tener un conjunto de sedes cardenalicias tradicionales.
La idea tradicional es que al tener diócesis en las que los líderes se convierten en cardenales por defecto, la política papal entra menos en juego, lo que permite una Iglesia más naturalmente equilibrada. A menos que el hombre que ocupa una sede cardenalicia no esté en absoluto calificado, debería recibir su capelo rojo a su debido tiempo, independientemente de si sus énfasis teológicos o pastorales particulares coinciden o no con el del pontífice actual.
Pero el Papa Francisco ha modificado esta práctica, lo que probablemente tendrá ramificaciones mucho más allá de su propio papado.
4. Una mirada al legado y a los próximos 20 años
Los análisis que sostienen que el Papa Francisco está “reorganizando” el Colegio Cardenalicio para asegurarse de que su heredero ideológico sea elegido para sucederlo suelen ser erróneos. El hecho es que al expandir drásticamente la composición geográfica del colegio, el Papa Francisco ha asegurado que el próximo cónclave será aún más impredecible de lo habitual.
Pero eso no significa que el Papa no deje su huella en el Colegio Cardenalicio con el próximo consistorio.
Siete de los 21 cardenales nombrados por el Santo Padre tienen menos de 60 años. Esto significa que varios de los miembros de este grupo de cardenales votarán en los cónclaves papales durante los próximos 20 años. Si bien es posible que no compartan todas las opiniones particulares de Francisco, estarán vinculados a él para siempre biográficamente, lo que garantiza que seguiremos hablando del actual pontífice y su impacto durante muchos años.
Por último, como primer Papa de América Latina, que ha recurrido en gran medida a la propia práctica católica de la región en su gobierno de la Iglesia universal, Francisco se ha asegurado de que su continente natal siga teniendo influencia en Roma, nombrando nuevos cardenales de Brasil, Perú, Ecuador, Chile y su Argentina natal.
5. Las prioridades de Francisco
Muchas otras prioridades del Papa Francisco se reflejaron simbólicamente en su elección de nuevos cardenales.
Por ejemplo, el Papa que ha viajado a más países por año que San Juan Pablo II tomó la decisión sin precedentes de nombrar cardenal al funcionario de la Secretaría de Estado responsable de organizar sus viajes papales, Mons. George Jacob Koovakad.
Además, el Papa Francisco subrayó su compromiso de abordar la difícil situación de los migrantes al nombrar cardenal al subsecretario especializado en inmigración del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, el P. Fabbio Baggio. Francisco hizo lo mismo en 2020 con el Cardenal Michael Czerny, que para ese momento era subsecretario del dicasterio pero que desde entonces ha sido ascendido a prefecto.
El primer Papa jesuita también se esforzó por elevar a los miembros de las comunidades religiosas, ya que 10 de los 21 nuevos cardenales son religiosos.
También nombró al P. Timothy Radcliffe, el dominico inglés que Francisco eligió para ser el “director espiritual” del Sínodo de la Sinodalidad, subrayando la importancia del Sínodo para su legado y continuando la rehabilitación de teólogos previamente marginados de un solo golpe. Antiguo maestro de la Orden de Predicadores, el Cardenal electo Radcliffe ha irritado a anteriores pontífices por su apoyo a las relaciones entre personas del mismo sexo a lo largo de los años.
6. No hay selecciones estadounidenses
Cada vez que se anuncia un nuevo consistorio, los estadounidenses revisan los nombres para ver si el Arzobispo de Los Ángeles está entre ellos.
Y como en todos los demás consistorios celebrados desde que Francisco se convirtió en Papa en 2013, el nombre del Arzobispo José Gomez no figuraba, a pesar de ser el ordinario de la diócesis más grande de Estados Unidos.
Aunque la no aparición del Arzobispo Gómez ya era esperable a estas alturas, fue un tanto sorprendente no encontrar a un solo estadounidense en la lista del Papa Francisco. Dado que el Cardenal Sean O'Malley de Boston cumplió 80 años el verano pasado y ya no es elegible para participar en un cónclave papal, se había especulado con la posibilidad de que Francisco pudiera crear un nuevo cardenal estadounidense en el próximo consistorio.
Francisco ha utilizado la birreta roja para intentar remodelar drásticamente su influencia dentro del Episcopado estadounidense, nombrando cardenales que tienden a ser mucho más progresistas que el obispo estadounidense típico, como el Cardenal Blase Cupich de Chicago y el Cardenal Robert McElroy de San Diego.
El hecho de que no haya nombrado a ningún cardenal estadounidense en esta ocasión sugiere que no pudo encontrar un candidato en la línea del Cardenal Cupich, o que el Santo Padre ya no está interesado en remodelar la Iglesia estadounidense mediante el nombramiento de cardenales. Cualquiera sea la razón, significa que la representación estadística estadounidense en el Colegio Cardenalicio caerá en el consistorio del 8 de diciembre, hasta el 7% desde el 8,2% actual y desde el 9,4% en 2013.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.