La Santa Sede, a través del director de la Sala de Prensa, Joaquín Navarro Valls, lamentó profundamente el final sangriento de la toma de rehenes en Osetia del Sur que concluyó el viernes por la noche.
“Las noticias de esta tragedia han sido tomadas con tristeza por el Vaticano”, dijo Navarro-Valls. “Existe tristeza por la gran pérdida de vidas humanas y por el inmenso dolor de los padres y de las familias de las víctimas como resultado de un acto de terrorismo”, agregó.
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El Vocero vaticano señaló además que el Papa Juan Pablo II se había mantenido informado durante las 53 horas del secuestro y estuvo rezado por las víctimas.
La crisis de los rehenes en una escuela de la localidad de Beslán finalizó ayer con 322 muertos incluyendo 155 niños y al menos 646 heridos.
Sin haberlo planificado y a consecuencia de una escalada en un intercambio de disparos, unidades especiales rusas irrumpieron en el edificio dos días después del inicio del secuestro de hasta 1.200 niños, padres y profesores a manos de cerca de 30 terroristas musulmanes que exigían la independencia de Chechenia.
Muchos de los muertos y heridos cayeron víctimas de las balas disparadas por los terroristas cuando los rehenes trataban de huir para ponerse a salvo.
20 terroristas murieron en la asonada, de los cuáles 10 de origen árabe, y tres fueron capturados. Se sabe que por lo menos cuatro lograron escapar en la confusión.