El Arzobispo de Toronto (Canadá), Mons. Francis Leo, señaló que los católicos “debemos mantenernos firmes en nuestra fe, proclamando el evangelio de la vida y una civilización del amor” a medida que el suicidio asistido crece en popularidad en todo el mundo.
El suicidio asistido por un médico se legalizó en Canadá bajo el programa Asistencia Médica para Morir (MAID por sus siglas en inglés) en junio de 2016. En los Estados Unidos esta práctica es legal en 10 estados, incluidos Oregón, Washington y Colorado, así como en Washington, D.C.
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“Es una farsa, honestamente, que la eutanasia esté ganando fuerza”, dijo el 3 de octubre Mons. Leo a la presidenta y directora de operaciones de EWTN News, Montse Alvarado, en el programa EWTN Pro-Life Weekly.
El prelado dijo que “desafortunadamente, en diferentes partes del país más que en otras, [no solo está] legalizado, sino que se promueve”.
La muerte asistida por un médico es la quinta causa de muerte en Canadá, junto con las enfermedades cerebrovasculares, y el programa se está expandiendo. Es “el programa de muerte asistida de más rápido crecimiento en el mundo”, según una investigación de agosto del grupo de expertos cristiano Cardus.
Este verano, una organización canadiense sin fines de lucro presentó una demanda legal para permitir el suicidio asistido para quienes sufren enfermedades mentales.
Mons. Leo señaló que el suicidio asistido y la eutanasia “no son la respuesta”. “No matarás. No matarás, empezando por ti mismo”, dijo. “Y adoramos al Señor de la vida, y Él es el Señor de la vida y la muerte”.
“‘El Señor ha venido para que tengamos vida, y vida en abundancia’”, recordó el arzobispo, citando Juan 10:10, que describió como “uno de mis pasajes favoritos”.
El prelado enfatizó la necesidad de “vivir la vida en abundancia aquí mientras viajamos en la tierra y luego entramos en la vida eterna, la vida abundante en el cielo”.
“Pero como estamos aquí, en medio de las tentaciones que nos rodean, debemos mantenernos firmes en nuestra fe, proclamando el evangelio de la vida y una civilización del amor, que está tanto al principio de la vida en el útero como al final de la vida, cuando las personas son tan vulnerables y se ven tentadas al suicidio”, enfatizó Mons. Leo.
Cuando se le preguntó cómo la Iglesia está contrarrestando el movimiento del suicidio asistido por médicos, Mons. Leo dijo que los obispos canadienses están promoviendo los cuidados paliativos y la sacralidad de la vida.
“El suicidio asistido, la eutanasia, la ayuda médica y la muerte: es una farsa, [nunca] debería haber sucedido”, continuó Mons. Leo. “Luchamos con uñas y dientes —la conferencia de obispos católicos— y lo que estamos haciendo ahora es ayudar a las personas a darse cuenta de que la única alternativa son los cuidados paliativos”.
Los obispos canadienses promueven Horizontes de esperanza, un conjunto de herramientas para las parroquias católicas sobre cuidados paliativos, que es un enfoque de atención médica que se esfuerza por mejorar la calidad de vida y mitigar el sufrimiento de las personas con enfermedades graves o terminales.
“Estamos animando a nuestras comunidades a crear grupos en la parroquia para ayudar a la gente a comprender los males de la eutanasia y el suicidio asistido, y los beneficios de los cuidados paliativos en un contexto aún más amplio de la vida y el don de la vida”, explicó Mons. Leo.
El Arzobispo de Toronto admitió que la misión de promover la vida es un desafío, “porque la cultura no es muy acogedora con eso, pero eso no nos asusta en absoluto”.
En ese sentido, aseguró que están comprometidos en ello y, “con la fuerza de las intuiciones del Espíritu Santo, creo que definitivamente haremos lo mejor que podamos”.
“Ya he escuchado historias de personas que, porque alguien estuvo en su lecho de muerte y alguien les habló sobre la fe y sobre el amor de Dios, cambiaron de opinión: eso es lo que estamos llamados a hacer para ser ministros del Señor, de la nueva alianza y de la vida”.
“Justo el verano pasado tuvimos la conferencia de obispos en la Arquidiócesis de Toronto, en conjunto con la Academia Pontificia para la Vida, [que organizó] un maravilloso simposio internacional interreligioso sobre cuidados paliativos”, continuó Mons. Leo.
“Esperamos con ansias los frutos de esto: cómo fortalecer la proclamación del evangelio de la vida por parte de la Iglesia y alentar a las personas a comprender el don de la vida, la sacralidad de la vida dada por Dios”, expresó.
“Así que el desafío está ahí”, dijo el prelado, “pero estamos a la altura”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.