Ante la posibilidad de que las niñas musulmanas se vean privadas de estudiar en los centros educativos públicos al entrar en vigencia la ley que prohíbe vestir “símbolos religiosos ostensibles”, las escuelas católicas francesas ofrecieron inscribirlas con la condición de que respeten sus normas.
La diócesis de Alsacia, al este de Francia, propuso la semana pasada que las menores en cuestión se inscriban en los colegios católicos “siempre que respeten el reglamento del centro”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Asimismo, la Federación de Centros Educativos Católicos confirmó posteriormente que esta “oferta no se circunscribe sólo a esa región”.
“En nuestros centros no es obligatorio dejar en la puerta de la escuela los símbolos religiosos porque creemos en la educación y en interrogarse sobre cuestiones fundamentales de la vida”, dijo el vocero de la Federación, Gilles du Retail. Sin embargo, “la condición indispensable es que se respete la convivencia y no exista un rechazo a integrarse”, añadió.
La ausencia de centros escolares musulmanes coloca a los padres de las expulsadas ante la posibilidad de que sus hijas abandonen los estudios, hacer que los lleven por correspondencia o matricularlas en una escuela católica.
Ni musulmanes y ni judías deben abandonar los estudios
Por su parte, la eurodiputada comunista y miembro del colectivo “Una Escuela para Todos y Todas” en contra de la ley, Hamida Ben Sadia, aseguró que están intentando convencer a todas las niñas de que “tienen que ir a clase como decidan, con o sin velo, pero no pueden abandonar los estudios”.
“Las niñas sufren y muchas de ellas no saben qué hacer. Unas se lo quitarán; otras no saben, pero no se puede someter a esta tensión a personas de 12 ó 13 años”, criticó la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia.
La ley que también impedirá llevar la kipa en los centros públicos, ha hecho que las demandas de inscripción superen hasta en tres y cuatro veces las plazas disponibles en las escuelas privadas judías.
El Ministro de Educación, François Fillon, intentó calmar las tensiones diciendo que “no habrá ninguna expulsión el primer día”. Los responsables de las escuelas obligarán a las “rebeldes” a permanecer en la biblioteca, y se abrirá un diálogo de dos semanas con ellas y sus familias, después del cual el consejo de disciplina decidirá presumiblemente la expulsión del alumno.