El Papa Francisco afirmó que “la oración abre el corazón al Señor” y, al hacerlo, el Espíritu Santo entra y “te cambia la vida”.

Así lo indica el Santo Padre en el prefacio del libro Como Jesús nos enseñó. La oración de los peregrinos de la esperanza de Ediciones San Pablo, que se publicará el 9 de octubre, con reflexiones, algunas inéditas, del Papa Francisco sobre la oración.

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“La oración abre el corazón al Señor, y cuando el Espíritu entra, dentro te cambia la vida. Así que hay que rezar, abrir el corazón y dejar espacio al Espíritu. Rezamos a Jesús, al Padre, a la Virgen, pero no solemos hablar al Espíritu Santo en la oración. En cambio, es el Espíritu Santo quien cambia nuestro corazón, entra en nuestro corazón y lo cambia”, subraya el Papa en el texto.

“Algunos momentos de aridez”

El prefacio, recogido por Vatican News en español, ha sido publicado por el diario Avvenire, de los obispos italianos. Allí el Papa recuerda que aprendió a rezar de su abuela y de diversos maestros espirituales como el sacerdote jesuita argentino Miguel Ángel Fiorito.

“Me enseñó a rezar como hijo y no buscando los caramelos del consuelo: ¿cómo se reza? ¿Cómo acostumbrarse a rezar? ¿Qué hacer cuando hay consolación o incluso desolación, cuando no hay ganas de rezar? Ha sido para mí un maestro de vida espiritual”, escribe el Pontífice sobre el P. Fiorito.

El Santo Padre comenta también que, en general, su oración ahora como Papa es la misma de siempre y “nada ha cambiado”.

“A veces algunas oraciones vocales, a veces ante el Santísimo Sacramento soporto algunos momentos de aridez. Mi oración ha seguido con las cosas bellas y con las no tan bellas. A veces pienso que tengo que rezar más, esto sí. No hay tiempo, pero debo rezar más”.

El Pontífice explica que reza la Liturgia de las Horas, la oración que hace a distintas horas toda la Iglesia, y “la gran oración” de “la confianza” que es el Padre Nuestro.

“Nuestra Señora de los malandrines”

El Papa Francisco se refiere luego a las oraciones a la Virgen María como el Rosario y comenta que siempre reza esta oración. Sobre la Madre de Dios afirma: “Me gusta sentirla cerca, porque es Madre y nos guía”.

El Papa también relata la leyenda de “Nuestra Señora de los malandrines, protectora de los ladrones”. “Ellos roban, pero como le rezan, cuando uno de ellos muere, la Virgen, que está en la ventana del paraíso, le dice que se esconda. Y le dice que no vaya donde Pedro, que no le dejará entrar. Pero al atardecer, abre la ventana del paraíso y le deja entrar desde allí. Me gusta esto: la Virgen es la que te deja entrar por la ventana. Es casi de contrabando”.

“Si la Iglesia no te apoya con la oración, estás acabado”

“También es por esta confianza por lo que siempre pido a la gente que rece por mí al final de mis discursos públicos. Necesito que la comunidad me apoye en este servicio a la Iglesia. Si la Iglesia no te apoya con la oración, estás acabado”, destaca Francisco.