Una imagen de la Virgen de la Natividad recorrió en procesión las calles de Tixtla, en el estado mexicano de Guerrero, ciudad afectada por las inundaciones del huracán John. La procesión, de acuerdo a un sacerdote de la localidad, buscó “demostrar que una madre siempre corre con urgencia para atender el llamado de un hijo que llora y sufre”.
El huracán John golpeó la costa de Guerrero el lunes 23 de septiembre, causando graves daños en todo el suroeste de México. A pesar de haberse alejado, sus remanentes siguen causando estragos en la región.
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Una de las comunidades con graves afectaciones fue Tixtla, en la región Centro del estado de Guerrero, donde el P. Juan Ricardo Negrete Cárdenas, rector de la parroquia Santuario de la Natividad de María, que sacó la imagen en procesión, señaló que “las afectaciones son extremas”.
En entrevista con ACI Prensa, explicó que muchas familias “han tenido que abandonar sus hogares y dejar todo atrás”, e incluso, “los más vulnerables, que vivían en casas de madera o lámina [de metal, con la que se suele techar las viviendas], lo han perdido todo”.
Además, indicó que “los daños materiales son incalculables” y muchas personas han perdido sus ingresos, especialmente quienes dependían de cosechas y negocios. De acuerdo al sacerdote, la situación se agrava, ya que las autoridades han informado a la población que “no se sabe con exactitud cuándo bajarán los niveles de agua”.
En este contexto, el P. Negrete Cárdenas vio la oportunidad de organizar una procesión con la venerada imagen de la Virgen de la Natividad, motivado por el deseo de “llevar esperanza a través de la Virgen Madre a un pueblo que sufre y que se encuentra sumido en la desolación a causa de las inundaciones que le han hecho perder patrimonio”.
La imagen de la Virgen de la Natividad, que ha estado presente en Tixtla desde el siglo XVI, atrae cada año a peregrinos de diversas regiones, incluyendo la Costa Grande y Chica de Guerrero, Puebla, Morelos, Oaxaca, Querétaro, Hidalgo, Michoacán y el Estado de México.
El sacerdote señaló que, aunque el huracán ha “arrebatado bienes materiales”, nunca un desastre natural podrá “robar la fe” de una comunidad. Esta fe, afirmó, “mantiene viva la esperanza de este pueblo que es católico y mariano”.
“En los momentos de júbilo y de tristeza, ella ha estado como Madre. Esa Madre que está presente en la tribulación”, indicó el P. Negrete Cárdenas.
Además, convocó a los afectados a no sentirse solos, recordándoles que la Virgen “sufre con sus hijos, pero también los protege con su amor misericordioso. Una Madre para quien todos sus hijos importan y a los cuales no dejará solos”.
Obispo de Guerrero pide no centra la ayuda en Acapulco
Mons. Joel Ocampo Gorostieta, Obispo de la Diócesis de Altamirano, que abarca la región conocida como Tierra Caliente, al norte de Guerrero, compartió un comunicado el 28 de septiembre, expresando la situación que se vive en esa área, la cual requiere “urgentemente de nuestra ayuda fraterna y solidaria”.
Relató que las lluvias ocasionaron “desbordamientos de ríos y arroyos, derrumbes y cierre de caminos y carreteras, así como inundaciones de casas y comunidades enteras”.
El prelado recordó que en octubre del año pasado, el huracán Otis afectó severamente el estado de Guerrero. “La historia se repite y nuevamente la atención nacional se centra en el centro turístico de Acapulco, cuando la afectación va mucho más allá de este hermoso puerto Guerrerense”, lamentó el prelado.
El puerto de Acapulco es quizás la ciudad más conocida de Guerrero, e incluso una de las localidades más famosas de México por su atractivo turístico.
Con el fin de ayudar a las familias afectadas, el obispo instó a la comunidad religiosa a organizar una colecta de víveres. En particular, solicitó que se compartan alimentos de la canasta básica y se proporcionen artículos de higiene personal como jabón y papel sanitario.
Asimismo, pidió que las instalaciones parroquiales se ofrezcan como albergues y que se busquen formas de apoyar a las familias damnificadas con comida.