Un gran número de fieles llegó este jueves a la localidad de Mar de Ajó, en la Diócesis de Chascomús (Argentina), para acompañar a Mons. Gabriel Mestre en su toma de posesión como párroco de Nuestra Señora de Fátima.
El prelado asume este nuevo rol luego de que, en mayo pasado, el Papa Francisco aceptara su renuncia como Arzobispo de La Plata, según sus propias palabras, por cuestiones vinculadas con la situación de los últimos meses en la Diócesis de Mar del Plata, donde había sido obispo hasta julio de 2023.
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En el comienzo de su nueva tarea lo acompañaron fieles de la comunidad local, como también representantes de la feligresía de Mar del Plata, en una ceremonia donde los asistentes rebasaron la capacidad del templo, llegando hasta la calle.
En Nuestra Señora de Fátima, Mons. Mestre sucede como párroco al P. Jorge Galán Ogando, quien falleció en marzo luego de más de 20 años al frente de la comunidad.
Un pastor que viene a dar “lo mejor de sí mismo, que es su propia vida”
Un sentido aplauso coronó la profesión de fe de Mons. Mestre, y en su homilía el Obispo de Chascomús, Mons. Juan Ignacio Liébana, reconoció que la comunidad rezaba “para que Dios nos envíe un pastor según su corazón. Y se ve que rezaron muchísimo”.
“Realmente es una fiesta, porque un pastor que viene a hacerse cargo de un rebaño” y a darle “lo mejor de sí mismo, que es su propia vida”, afirmó.
Mons. Liébana deseó para Mons. Mestre “que puedan celebrar y honrar esta amistad” con la comunidad y que “a través de esta amistad puedan juntos, el pastor y sus ovejas, mirar a Cristo, mirar a Él que es el amigo con mayúscula”.
Por otra parte, le deseó “la ternura de aquel que se deja llevar, que se deja ablandar por este Dios que nos va sorprendiendo, y nos va llevando por sus caminos y no por los nuestros… y uno ya deja a un lado tantas vanidades, tantas cosas que eran nuestras seguridades, y le dice: tú eres nuestro refugio, Señor, y quiero seguirte a ti y que vos realmente puedas ser mi único refugio, mi único baluarte”.
“Por eso le pedimos al Señor, a la comunidad también, que recibe este regalo, que también juntos puedan caminar en este camino que hace tiempo venimos insistiendo o invitando, de la cercanía, de la compasión y de la ternura”, animó.
El plan de Mons. Mestre: Anunciar la presencia de Cristo
Para finalizar la celebración, Mons. Mestre dirigió unas palabras a la comunidad, en las que se mostró “profundamente feliz”, y expresó su agradecimiento a Dios “por el don de la vida, la fe y la vocación”.
“Darle gracias al Papa Francisco que me permite este servicio en esta comunidad y de manera particular a Monseñor Juan Ignacio, que abrió sus brazos e inmediatamente me dio la posibilidad de venir a servir como pastor a la diócesis que él apacienta en esta comunidad”.
El prelado agradeció a los sacerdotes, las autoridades, a su familia, y a “laicas, laicos, amigos, consagrados, consagradas, sacerdotes, diáconos, seminaristas que han venido de las comunidades que me tocó apacentar, La Plata y Mar del Plata, a acompañarme en este día”.
De manera particular, agradeció a la comunidad que lo recibe, y a Mons. Liébana. Inspirado por el impulso misionero del Obispo de Chascomús, Mons. Mestre citó al Papa Francisco en Evangelii Gaudium: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo”.
“No tengo ningún plan particular, sino simplemente lo que la Iglesia, a través del Papa y del Obispo, me pide, que va claramente en esta línea de la alegría del Evangelio”, resumió.
“Unidos a Jesús, unidos a la Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima, aquí en la sede parroquial y en las tres comunidades que son parte de esta querida parroquia, poder realmente anunciar a tiempo y a destiempo la presencia de Cristo, que da sentido, fortaleza y vida”, anheló.