El 17 de septiembre por la tarde, el P. Marwan Ghanem, director de la Asociación de Beneficencia Nusroto Al-Anashid y de la Hermandad de Prisiones del Líbano, se dirigía a Beirut para una cita médica. Antes de llegar a su destino, fue testigo de algunas de las explosiones de buscapersonas (también conocidos como pagers o beepers) que sacudieron el país.

Ayudando a tres heridos

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En una entrevista exclusiva con ACI Mena —agencia de noticias para el mundo árabe de EWTN News—, el P. Ghanem contó su experiencia. Iba conduciendo por el distrito de Ghobeiry rumbo a su cita cuando se detuvo para preguntarle a un motociclista por una dirección. De repente, escuchó un leve chasquido y el motociclista cayó hacia el auto del sacerdote, sangrando por el estómago. La camisa del P. Ghanem también estaba manchada de sangre.

Poco después, otra motocicleta chocó contra la parte trasera del auto del presbítero y el conductor herido cayó al suelo. El P. Ghanem quedó conmocionado, ya que no había oído ningún sonido de un ataque aéreo o de bombardeo en la zona. Todo lo que podía ver era gente cayendo a su alrededor y tendida en charcos de sangre. En ese momento, una gran cantidad de dispositivos buscapersonas propiedad de miembros de Hezbolá habían explotado.

El sacerdote, vestido con su hábito clerical negro, ayudó a transportar a tres personas heridas a los automóviles que las llevaban a hospitales cercanos. Después, siguió conduciendo y vio a docenas de personas heridas que se dirigían al Hospital Sahel en Ghobeiry, con heridas en el estómago, las manos, la cara y los ojos.

Debido al pánico generalizado, otro coche chocó contra la parte trasera del vehículo del P. Ghanem. Las ventanillas trasera e izquierda de su auto resultaron dañadas y, a ojos del sacerdote, la escena era un río de sangre.

El rostro de Cristo en los heridos

El P. Ghanem explicó que cuando salió a ayudar a los tres heridos, no se fijó en si eran musulmanes o cristianos. En cambio, reconoció “el rostro de Cristo herido en el camino”. En circunstancias tan terribles, comentó, no hay distinción entre un cristiano y un musulmán, sino que todos somos humanos, creados a imagen de Dios.

El sacerdote maronita añadió que había cumplido la voluntad de Dios al ayudar a los heridos. Incluso si sólo hubiera podido llevarlos al hospital, había logrado ayudarlos en lugar de dejarlos sangrando en la carretera. Afirmó que considera un pecado no ayudar a los heridos. También señaló que al salir de su auto, el miedo ya no existía: el coraje lo impulsó a ayudar.

Un escape milagroso

El P. Ghanem también reveló que después del incidente se preguntó qué quería Dios de él, ya que había escapado milagrosamente de las explosiones. El médico al que estaba visitando tenía un buscapersonas en su consultorio que había explotado, pero el médico salió ileso porque estaba en la habitación contigua. En un consultorio adyacente, alguien resultó herido y murió. El P. Ghanem creía que si hubiera estado en el consultorio del médico, también habría resultado herido. Agradeció a Dios por el largo viaje que retrasó su llegada y dijo que sentía que la gracia de Dios lo había protegido, deseando que continuara su trabajo en las cárceles y otras actividades humanitarias.

El presbítero expresó que considera que todas las partes implicadas en la guerra son perdedoras. Tranquilizó a los libaneses angustiados y les pidió que revisaran su relación con Dios, que no abandona a nadie.

¿Cómo explotaron los buscapersonas?

Las explosiones de los buscapersonas de Hezbolá mataron a 12 personas e hirieron a casi 2.800 más, según el ministro de salud en funciones del Líbano, Firas Abiad. 

Sobre la causa de las explosiones surgieron dos análisis: uno sugiere que Israel había colocado trampas explosivas en los buscapersonas de Hezbolá antes de importarlos; el otro sugiere una interferencia de ondas y un calentamiento de las baterías.

Al día siguiente de las explosiones de estos dispositivos, también explotaron en todo el Líbano walkie-talkies pertenecientes a miembros de Hezbolá.


Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI Mena.